Opinión
El diario de Amilibia: La Moncloa, un lugar mágico
"En ese camino a la luz del poder, Él tiene divertidos encuentros y reencuentros, como Alicia en el País de las Maravillas con el Conejo o el Sombrerero Loco"
El aire del circo nacional se torna mágico por aquello de la Navidad, donde todos los milagros son posibles y no queda pobre alguno sin su langostino congelado. «Hay cuestiones que no se ven hasta que se ocupa la Presidencia del Gobierno», se dice en «Tierra firme», la nueva Biblia monclovita, pero jamás descubriremos si el deslumbrante pensamiento es de Irene Lozano o de Él mismo. Pero, como estoy con la fantasía navideña subida después de comerme un polvorón, imagino la Moncloa como un lugar mágico, donde, según el libro presentado por Él, se alcanza la luz de la Revelación nada más sentarse en la silla curul del palacio: entonces la lengua de fuego del Espíritu Santo se posa sobre su bella cabeza (también en la de Bolaños, quizá) para iluminar su camino hacia Waterloo y Pamplona, por ejemplo.
En ese camino a la luz del poder, Él tiene divertidos encuentros y reencuentros, como Alicia en el País de las Maravillas con el Conejo o el Sombrerero Loco. Así, el Amado Líder Iluminado se reencuentra, entre otros, con Tezanos, al que ha confirmado al frente del CIS. Y lo ha hecho «porque acierta en las encuestas». Acierta tanto, podría añadir Él, que a veces tengo que llamarle al orden para que no se pase en sus afectos, mayormente para evitar cachondeos como la aceptación de mi humilde persona y mi gestión por un 110 % de la población. Lo confirma porque, más que un estadístico, es el Mago de Oz y Martillo.
«No hay presidente de gobierno que no haya modificado sus posiciones políticas al llegar al poder», afirma en «Tierra firme». El poder modificador, la magia monclovita: Él ve la luz ve al final del túnel, pero no sabe que es un tren de cercanías conducido por Óscar Puente.
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