Ya sólo quedan tres días para que Tamara Falcó e Íñigo Onieva puedan darse el “sí, quiero” tras hacer frente a un sinfín de adversidades que han amargado su camino hacia el altar, desde las sonadas infidelidades del empresario hasta el robo de unas joyas que supuestamente lucirían algunos invitados al enlace.

A menos de 72 horas del gran día, en el palacio de El Rincón, la finca donde tendrá lugar la celebración de las nupcias, se están ultimando los preparativos para que todo salga perfecto, o al menos intentarlo, ateniendo a la serie de catastróficas desdichas que se han sucedido en los últimos días.

El recinto se ha convertido en escenario de un ir y venir de coches y furgonetas que muy posiblemente trasladen enseres relacionados con la boda, desde las flores hasta las mesas y las sillas. Pero ha llamado especialmente la atención la presencia de un vehículo de la Guardia Civil, que ha salido de El Rincón tras pasar un rato dentro.

Se desconoce por qué las autoridades han tenido que trasladarse hasta el palacio, pero su visita podría estar relacionada con las fuertes medidas de seguridad que tendrán que desplegarse este sábado a las puertas de la finca.

Se espera un aluvión de medios de comunicación y curiosos que, sumado a los invitados, podrían entorpecer el tráfico en las vías de acceso o incluso provocar algún accidente.

De hecho, no sería la primera vez que los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado se ven obligados a intervenir en un acto privado para garantizar la seguridad de todos los presentes, sumándose al equipo que muy probablemente hayan contratado los novios.

Lo cierto es que muchos ya se refieren a la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva como la boda blindada, por las fuertes medidas de seguridad que se han impuesto para asegurar la privacidad de los tortolitos y el resto de invitados.