Polémica
Hablamos con Fanny Campuzano, la hija de Felipe Campuzano: "Vendo su piano por deudas"
La venta del piano en Wallapop del recordado músico está detrás del inminente desahucio de su casa en Marbella
«Tenemos que pagar antes del 31 de diciembre una deuda de más de 42.000 euros que ha dejado a deber mi padre. Yo vivo ahora en su casa de Nagüeles, pero dentro de nada, el fondo buitre Coral Home me echa. Es por todo eso que mis hermanos, Felipe y Manuel, y yo, hemos decidido vender los pocos enseres que quedan de él, como los cuadros de la pinacoteca, y el piano, para solventar el problema económico». De esta contundente manera se expresa para LA RAZÓN Fanny Campuzano, la hija del célebre compositor. De herencia solo han quedado deudas. El compositor gastó todo su patrimonio en vida. En su día, tuvo casas en diferentes provincias. Una de ellas, la de Madrid donde hacía espectáculos para la alta sociedad de entonces con Mercedes Moreno. En sus últimos años, el pianista vivió de los ingresos de los derechos de autor, junto a una pensión que le correspondía por el último trabajo que hizo como pianista en el Castillo de Monda.
El compositor se casó tres veces y tuvo cinco hijos que ahora están divididos en dos «bandos»: los que renunciaron a su herencia, Esther y Esperanza Campuzano; y los que están llevando adelante el proceso fiduciario, Fanny, Felipe y Manuel. Entre ellos existen desavenencias familiares.
Pero el último acontecimiento que ha desatado los desencuentros entre los hijos ha sido la venta en Wallapop de su piano Yamaha MX100A, que le acompañó los últimos años en sus composiciones. Fanny justifica esta venta a este diario: «Lo hemos puesto en esta plataforma de compraventa por internet porque no tenemos ni dinero para trasladarlo nosotros mismos a otro lugar, como un anticuario u otro sitio de venta, con lo que pesa. Estamos pidiendo 24.000 euros con todo el dolor de nuestro corazón, así como otra cantidad similar por los 40 cuadros de su pinacoteca, donde hay obras de Paco Toro, Brito o Antonio Benítez. Desde el Ayuntamiento de Marbella no se nos está ayudando en nada, y eso que mi padre lo dio todo por esta ciudad».
Esther Campuzano, la otra hija del compositor que fue la que lo encontró sin vida en su domicilio de Nagüeles, no considera que esta sea la forma más correcta de dar salida al legado de su padre: «Yo renuncié desde el principio a la herencia, así que poco tengo que decir, pero si mis hermanos me hubieran preguntado, les hubiera sugerido que la venta se hiciera de una manera más elegante, y no en Wallapop, a ojos de todo el mundo». Esther aduce que pasó los últimos veinte años con su padre y que seguirá luchando para que su recuerdo quede vivo: «Le enterramos en Estepona porque allí le dieron su sitio. En Marbella, el Ayuntamiento no se ha portado nada bien, hasta le quitó el nombre Felipe Campuzano a su conservatorio. Y de lo de ponerle una calle, ni te cuento».
A este respecto, en el homenaje que se le hizo a Felipe Campuzano el mes de abril en el Hotel El Fuerte en el marco de Encuentros con la Cultura, el abogado del compositor contó públicamente que había pedido al Ayuntamiento que una de las calles de Nagüeles llevara el nombre del artista, a lo que le contestaron por escrito «que adujese los méritos que tenía ese tal Felipe Campuzano, porque no les sonaba ese nombre». Fanny recuerda con dolor este momento y el ninguneo por parte de la ciudad donde vivió su padre. Lamenta que «a día de hoy haya ese desapego hacia él, cuando fue el único pianista de habla hispana que tocó en la Casa Blanca, y nos está costando sangre y sudor que le pongan una calle que, al parecer, ya están empezando a tramitar. Su piano debería estar en un sitio ilustre, pero, por por necesidad, nos vemos obligados a venderlo».