
Entrevista
Hablamos con Henar Frías, mejor amiga de Isabel Pisano: "Su herencia es exigua"
"Los derechos de autor de Waldo de los Ríos, que fuera su marido, pertenecen a una compañía discográfica, y ella llevaba años sin trabajar", nos cuenta

Sus últimos años los pasó ingresada en una residencia geriátrica de las afueras de Madrid. La reportera de guerra, gran escritora y actriz, prácticamente había perdido la memoria. Hoy, su muerte, a los 82 años de edad, nos deja un vacío imposible de llenar a todos los que fuimos sus amigos.
Es su íntima amiga, la actriz Henar Frías, quien nos cuenta:
“A Isabel le habían empezado a fallar los órganos vitales, el nivel tumoral que tenía era muy alto. En un principio iban a hacerle pruebas invasivas, pero debido a su estado mental decidieron trasladarla de nuevo a la residencia, porque pensaban que no podría resistir algo tan duro. Llegó sedada al centro y no se enteró de nada. Desgraciadamente, murió… La economía de Isabel era muy escasa, por lo que la herencia es exigua. Los derechos de autor de Waldo de los Ríos, que fuera su marido, pertenecen a una compañía discográfica, y ella llevaba años sin trabajar”.
-¿Qué ha pasado con las pertenencias que guardaba en la residencia?
No lo sé. De todas formas, ella iba siempre con una camiseta y un pantalón de chándal.
-Tenía que llevar pañales…
Sí, porque no controlaba la orina.
-Qué triste, una muerte en solitario.
Pues sí, me da muchísima pena y estoy hecha polvo. Le he escrito una carta de despedida:
“Adiós, mi querida amiga y hermana. Allá donde vayas, en este viaje que emprendes hacia la luz, te ruego que nos sigas cuidando, queriendo y protegiendo como has hecho siempre. Todos los domingos seguiré recordando tu deliciosa pasta al pesto, tus boloñesas y esa mesa que con tanto mimo adornabas para todos los que te queremos y te querremos siempre.
Querida amiga, guardaré en mi corazón con siete llaves cada una de nuestras conversaciones íntimas, unas bañadas en lágrimas y otras repletas de risas. Vuela alto, querida, vuela libre como siempre has volado. Guardaré tu amor, tu generosidad, tus abrazos y tu luz en mi corazón.
Hasta siempre, querida Isabel. Abraza a Waldo y a Pampero de mi parte.
Descansa en paz, cariño”.
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