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Enfrentamiento

Julián Contreras no acude al entierro de su tío abuelo para no encontrarse con sus hermanos, Fran y Cayetano Rivera

La muerte de Alfonso Ordóñez ha vuelto a reunir aunque de forma parcial a una familia marcada por el legado taurino y las divisiones personales.

Cayetano Rivera en el funeral de su tío abuelo, Alfonso Ordóñez Gtres

La muerte de Alfonso Ordóñez, tío abuelo de Francisco y Cayetano Rivera, y de Julián Contreras, volvió a reunir el pasado fin de semana a los dos primeros en el tanatorio de la S-30 de Sevilla. El acercamiento entre los hermanos es total, pero no ocurre lo mismo con Julián, quien, a pesar del gran cariño que profesaba al fallecido, no acudió al tanatorio para evitar coincidir con Fran y Cayetano. Los desencuentros entre ellos han sido constantes a lo largo de los años, y por ello no se ha cumplido el sueño de su madre, la también fallecida Carmina Ordóñez: ver unidos a sus tres hijos.

Alfonso era el único hermano vivo del recordado Antonio Ordóñez, torero de postín y padre de Carmina y Belén. Hoy, ninguno de ellos sigue con vida, pero, de estar aún en este mundo, seguramente no habrían permitido las profundas diferencias entre Julián, Fran y Cayetano.

El tío Alfonso también fue torero; llegó a formar parte de la cuadrilla del maestro Tomás Campuzano, destacando por su hábil manejo de las banderillas. Tomás declaró en el tanatorio: “Voy a echar muchísimo de menos a Alfonso. Por encima de todo era mi amigo, pero también un gran banderillero y un grandísimo torero. Me quedo con lo gran hombre que fue, dentro y fuera de las plazas de toros”.

Cayetano y Francisco Rivera dan el último adiós a su tío abuelo, Alfonso OrdóñezEuropa Press

Miembro de una icónica saga taurina, Alfonso era hijo del diestro Cayetano Ordóñez, conocido como El Niño de la Palma. Falleció a los ochenta y seis años de edad.

Como sabrán nuestros lectores, los cinco hijos de Cayetano fueron, con mayor o menor fortuna, toreros. Precisamente, Alfonso debutó en los ruedos en la plaza madrileña de Colmenar de Oreja, en 1954, única ocasión en la que coincidieron en el mismo coso los cinco hermanos.