DEP

Manolo: luces y sombras más allá de su bombo

El icono de la Selección Española falleció ayer a los 76 años tras unos días ingresado por problemas de salud

Manolo 'el del Bombo'
Manolo 'el del Bombo'Kike Taberner

Cuando tuvo que ser ingresado por un empeoramiento de su estado de salud en un hospital de la localidad castellonense de Villarreal nadie pudo imaginar que Manolo se enfrentaba a sus últimos días antes de morir. Estaba enfermo, sí, pero no perdía la sonrisa. Dicen que se aferró a la vida hasta el final. Y que falleció en paz consigo mismo ayer por problemas respiratorios. Era un hombre bueno, un enamorado del fútbol y de las cosas sencillas. Manuel Cáceres, conocido en medio mundo como Manolo el del bombo, se ha ido dejando de luto a un deporte que convirtió en pasión durante décadas. Diez mundiales y ocho campeonatos de Europa se lleva en su bagaje, todo un récord para quien no hacía alarde de sus gestas.

La venta de su bar

La última vez que hablamos me confesó que «tuve que vender mi bar de Valencia porque ya no podía mantenerlo. Ahora vivo en el pueblo castellonense de Moncófar y me mantengo gracias a una pensión de jubilación que no me da para muchos gastos». Humilde, empático y con unas enormes ganas siempre de vivir, se quejaba de que «mi cuerpo ya no está para muchos trotes, pero por nuestra Selección Nacional daría lo que fuera. El fútbol es mi todo, no podría vivir sin él». Fue en 2018 cuando puso a la venta el bar que tenía en el distrito valenciano de Pla Del Real, cercano al estadio de Mestalla. Los problemas económicos y los físicos le empujaron a hacerlo: «Tengo 70 años y me han operado siete veces. Es triste deshacerme del local, pero no tengo otra solución». Era el rey de las tertulias futbolísticas en el bar al que solía acercarse cada tarde en Moncófar para revivir con los parroquianos anécdotas del pasado. Todos le escuchaban embelesados.

Manolo el del bombo, en una imagen de archivo
Manolo el del bombo, en una imagen de archivolarazon

No tenía enemigos y su mayor desgracia, me desveló, fue su separación matrimonial y el escaso contacto con sus hijos, ya que llevaba tiempo sin hablarse con ellos. No sé si en los últimos tiempos hubo reconciliación familiar y si Manolo pudo recuperar por derecho su rol de padre. Ese distanciamiento le atormentaba. Aun así, me dejó muy claro que se sentía orgulloso de haber dado una buena vida a sus cuatro hijos mayores y a la pequeña, la niña de sus ojos, con la que sí tenía cierta relación.

No recibió el gran homenaje nacional en vida, pero sí lo tuvo en su pueblo natal, San Carlos del Valle (Ciudad Real). Y presumía de que «aquella jornada fue una de las más emotivas de mi existencia, sentirse querido por la gente a la que quieres es el mayor don que puede darte Dios». Para luego añadir que «el mayor homenaje es ver ganar a nuestra Selección, sufro mucho con las derrotas, eso lo llevo muy mal».

Su última aparición pública

Icono futbolero por excelencia, esperamos que la Federación Española de Fútbol le dedique de una vez ese gran tributo que no le concedió en vida. Su última aparición pública fue en marzo de 2025, cuando asistió al partido de España contra Holanda en el Mestalla. Allí demostró su entusiasmo y entrega. Nada hacía presagiar que le quedaban semanas de vida.