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María Pombo, agotada, desvela la cara B de su tercer embarazo: "Cada vez me cuesta más"
"Estoy mareada viva todo el día, con ardor, retención de líquidos...", comenta la influencer sobre su estado de buena esperanza
María Pombo es una de las influencers más destacadas del panorama digital patrio. Cuenta con más de 3 millones de seguidores solo en su perfil de Instagram, una gran comunidad con la que comparte contenido que va más allá de los consejos de moda y estilo, sino que también se centra en su vida privada.
Embarazada del que será su tercer hijo junto a Pablo Castellano, ahora también se sincera sobre su estado de buena esperanza, la maternidad y la crianza. Aunque muchos puedan creer que ya es una experta en la materia y que la tiene dominada, lo cierto es que cada gestación es diferente, y parece que esta se le está haciendo un poco cuesta arriba…
“Se te ve una mirada muy triste últimamente, ¿qué te pasa?”, le ha preguntado una de sus seguidoras. Un comentario que por lo visto se ha repetido estos días en su bandeja de entrada, y lejos de sentirse molesta, María Pombo ha explicado cuál es la verdadera razón que se esconde tras esos ojos alicaídos.
“Básicamente, vivo cansada en este embarazado. Estoy mareada viva todo el día, con ardor, retención de líquidos a tope (hay veces que incluso me cuesta abrir los ojos), mal humor…”, ha desvelado la influencer, matizando además que “cada embarazo me cuesta un poquito más”.
Aunque la experiencia siempre es un plus, parece que el cuerpo de María Pombo se resiente más con cada embarazo, algo que puede obedecer a la enfermedad que padece. La influencer anunció en junio de 2020 que sufre esclerosis múltiple, un diagnóstico que no le pilló de sorpresa porque su madre, Teresa, también la padece.
Un embarazo con esclerosis múltiple puede afectar la salud de la madre de varias formas, aunque generalmente los riesgos están bien gestionados si se lleva un control médico adecuado. Por ejemplo, durante el embarazo suele disminuir la frecuencia de los brotes (especialmente en el segundo y tercer trimestre), debido a los cambios hormonales y al estado inmunológico que acompaña la gestación.
No obstante, en el postparto el riesgo de recaídas aumenta, sobre todo en los primeros tres a seis meses tras el alumbramiento. Además, algunos tratamientos para la esclerosis múltiple pueden no ser seguros durante el embarazo, lo que obliga a adaptar la medicación, lo que a su vez puede implicar riesgos si la enfermedad está muy activa.
En cuanto al bebé, los estudios indican que un embarazo normal en madres con esclerosis múltiple no suele generar más malformaciones, abortos espontáneos ni complicaciones obstétricas mayores que en mujeres sin esta enfermedad; sin embargo, planificar la gestación, vigilar la enfermedad durante el embarazo y tras el parto, y ajustar los tratamientos son pasos clave para reducir riesgos.