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Los problemas económicos de Marta Luisa de Noruega

La travesía de la princesa entre el amor, la rebeldía y un presente económico que dista del cuento de hadas

La princesa Marta Luisa de Noruega participará en un reality show
La princesa Marta Luisa de Noruega y VerretGetty images

El perfil de Marta Luisa de Noruega podría leerse como la versión nórdica y mucho menos amable de la historia del príncipe Harry. Ambos rompieron con sus linajes, cruzaron fronteras personales y reales, y apostaron por una vida guiada más por el corazón que por el deber. Pero mientras el hijo menor de Carlos III y Diana parece haber encontrado, al otro lado del Atlántico, una fórmula rentable entre libertad, proyectos mediáticos y discursos inspiracionales, la primogénita de Harald V y Sonia de Noruega está descubriendo que la emancipación tiene un precio. Y en su caso, es un precio muy alto.

Tras años de escrutinio público y controversias por su relación con el chamán estadounidense Durek Verrett, la pareja contrajo matrimonio en agosto de 2024. Aquella boda parecía marcar el inicio de una nueva era: dos almas rebeldes dispuestas a construir su propio imperio espiritual, empresarial y narrativo lejos de la rigidez de la Casa Real noruega. Sin embargo, la realidad económica que hoy les rodea dista bastante de esa visión luminosa.

Pérdida de su fortuna personal

La revista "¡Hola!" y el medio noruego "Nettavisen" han puesto números al revés financiero de la princesa, revelando que Marta Luisa habría perdido, en apenas un año, un tercio de su fortuna personal. Nada menos que 827.000 euros evaporados entre 2023 y 2024. Un golpe severo, especialmente si se recuerda que tan solo dos años atrás la empresaria celebraba un ejercicio récord con un patrimonio de 2,63 millones, cifra que ahora se reduce a 1,8 millones. El descenso, un 28% de sus ingresos, evidencia que la independencia a veces también es sinónimo de vulnerabilidad.

Los negocios que ella y Verrett impulsaron juntos tras su boda, cargados de ilusión, espiritualidad y una fuerte narrativa de autodescubrimiento, no han dado los frutos esperados. Varias de las empresas han tenido que cerrar, incapaces de traducir en beneficios su potente imagen pública. Ni siquiera la exposición mediática -desde la cobertura de su boda hasta el documental de Netflix "Realeza rebelde: una insólita historia de amor"- ha logrado compensar la caída.

Uno de los casos más llamativos es el de HÈST, su marca de ropa, que pasó de un prometedor incremento de facturación a desplomarse en el último ejercicio, ingresando apenas 38.000 euros. Tampoco se salva H360 Norway AS, su empresa vinculada a la hípica: terminó el año fiscal en números rojos, con pérdidas de alrededor de 45.000 euros.

Como si el panorama financiero no fuera ya lo bastante convulso, el entorno de la pareja ha comenzado a resquebrajarse también por la vía de las denuncias. Algunos proveedores y trabajadores que participaron en la boda aseguran no haber recibido la remuneración acordada por sus servicios, añadiendo un nuevo capítulo incómodo a la ya intensa narrativa que rodea al matrimonio.