Herencia
Silvia Tortosa: los claroscuros de un matrimonio que fue feliz
Despejamos algunas de las incógnitas que rodean al último amor de la popular actriz tras fallecimiento
Silvia Tortosa y Carlos Cánovas no tenían un mismo pasado. Cada uno habia desarrollado su vida en ambientes diferentes. El hilo conductor fueron unos amigos comunes que les presentaron en 2008. Ese día no surgió el amor pasional, tampoco hubo flechazo. Se cayeron muy bien, tenían gustos parecidos y comenzaron a verse. La actriz vivía en su casa de Madrid y viajaba a menudo a Barcelona y Estados Unidos. El productor, en Las Lomas, una urbanización en Boadilla del Monte donde su familia tenía un chalet. Comenzaron a verse más a menudo, hasta que se convirtieron en pareja estable y empezaron a dejarse ver en estrenos, entrega de premios y fiestas relacionadas con el mundo del cine y del teatro.
En esos inicios Tortosa ya presentaba a Carlos como su novio. No era un personaje conocido para las revistas y, por tanto, nunca le propusieron reportajes en solitario. Cánovas aceptaba tranquilamente y sin problema de ego el hecho de aparecer en los medios como «pareja de». A veces ni siquiera figuraba su nombre en los pies de foto y más de una vez se le cambió el apellido por el de Cárdenas.
Él mismo respondía con otra pregunta cuando le interrogaban por esa cuestión: «¿Y por qué me va a molestar que me pongan solo como el novio de Silvia, si es lo que soy?». Entonces era la actriz la que daba una clase magistral sobre el amor cuando algún reportero insistía en si afectaba a su relación la diferencia de edad. Y recordaba a su interlocutor que no era ninguna garantía de éxito un matrimonio que no tuviese ese largo recorrido de años entre ellos.
Una de las cualidades de la actriz era precisamente no perder los nervios en ninguna situación. Con su voz modulada y tranquila, contestaba: «¿Y a ti que más te da? Ni que fueras a casarte con él». Y daba por zanjada la polémica, pasando a otro tema que en ese momento quisiera destacar.
Contaba y explicaba lo que quería, ya fuera en una entrevista o en un programa de televisión donde no tenía reparos en descubrir para su público cómo era su existencia afectiva con el «hombre de mi vida» tras haber pasado por dos matrimonios anteriores. De su primer marido se divorció y del segundo quedó viuda. Además de recibir una importantísima herencia, cobró la pensión hasta que de nuevo volvió a casarse. En este sentido y a pesar de algunos datos negativos por parte de gente del círculo más cercano, Silvia Tortosa y Carlos Cánovas sí estuvieron casados.
Lo hicieron en Estados Unidos, en régimen de separación de bienes, y si lo inscribieron o no es una cuestión que no afecta a la pensión de viudedad. De hecho, no sería la primera persona ni la última que mantiene ese estado civil, aunque exista una relación amorosa. Lo que sí es demostrable es que hoy en día, aunque parte de los amigos habladores (recreadores de historias) de Tortosa quieran negarlo, el viudo de la actriz es el productor.
Como figura en el registro de últimas voluntades del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes publicado por el periodista Jesús Manuel Ruiz, tiene la condición de separación judicialmente. Es decir, «tiene derecho a la prestación del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). La pensión de viudedad se percibe siempre y cuando no haya otro matrimonio por la parte superviviente. Y en el caso que nos ocupa no hay extinción de la unión matrimonial. Silvia pudo disponer de sus bienes a futuro, pero no de las prestaciones que reconoce el Estado».
En este punto hay que aclarar que Carlos Cánovas no tiene ninguna intención de impugnar el testamento de la que fue su pareja durante diecisiete años. Si Silvia estuviese viva, se sentirá muy decepcionada escuchando las palabras de quienes tomó por fieles.
¿Qué lleva a su viudo a guardar silencio?
Cuando se separaron, el 30 de noviembre de 2023, la actriz ya conocía la relación de su marido con Marina Lozano.
Tras una conversación dolorosa para ambos, él se marcha de la casa de Puerta de Hierro, el hogar familiar. José Manuel Parada, amigo de ambos y quien les acogió la noche de bodas en su propia casa, cuenta a quien esto escribe: «Nadie se pregunta por qué Carlos no habla para defenderse. ¿Puede ser que para que la imagen de Silvia siga siendo tan blanca como siempre?»
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