Memorias
La verdad sobre los retoques estéticos de Isabel Presyler: de sus nueve narices a su primer lifting con 50 años
La socialité se sincera en sus memorias sobre los tratamientos a los que se ha sometido a lo largo de los años
Los retoques estéticos de Isabel Preysler llevan años siendo materia de tertulia nacional, casi tanto como sus romances o sus encuentros sociales. Cada aparición pública reaviva el eterno debate: ¿tratamiento nuevo o milagro genético? Lo cierto es que siempre ha mantenido esa imagen impecable que parece resistir el paso del tiempo, ayudada, por qué no decirlo, también de los avances en edición fotográfica digital.
Ni una arruga fuera de lugar. Una piel jovial que alimenta la curiosidad y las conjeturas del público, dividido entre quienes la admiran como un símbolo de elegancia y quienes analizan cada foto en busca de pistas quirúrgicas.
A sus 75 años, Isabel Preysler ha decidido dar un paso al frente y sincerarse por primera vez sobre sus retoques estéticos. Lo ha hecho en “Mi verdadera historia” (Espasa), sus esperadas memorias, en las que dedica un capítulo entero al elemento central de su rostro. Bajo el título “Harta de mi nariz”, la llamada “Reina de corazones” confiesa que pasó por quirófano por primera vez cuando todavía era muy joven. De hecho, ni siquiera se había mudado a España desde su Filipinas natal, aunque su operación fue más por salud que por estética.
“Tuve desde pequeña un problema en el tabique de la nariz que no me dejaba respirar bien. Me operaron de amígdalas en Manila en los años 70 y durante esa intervención el cirujano decidió hacerme una limpieza del cartílago (...). Fue un error”, comienza narrando Preysler. Comenzó entonces una odisea que la llevó a pasar por quirófano en ocho ocasiones más. En una de ellas, incluso se le tuvo que extraer cartílago de sus orejas para poder reconstruir su nariz, pero Isabel nunca ha vuelto a recuperar su aspecto.
La última operación de nariz se la realizó en 2023, cuando uno de sus nietos la golpeó por accidente mientras jugaban y se le hinchó muchísimo. Un problema que persigue a Preysler desde hace años y ante el que se ha rendido: “La tengo tan destrozada y estoy tan cansada de médicos y operaciones que ya me da igual todo. Lo que no quiero perderme es achuchar y jugar con mis nietos pequeños, aunque luego, a veces, sin querer, tenga que sufrir las consecuencias”.
Pero más allá de sus múltiples intervenciones en la nariz, Preysler también confirma que se sometió a su primer lifting facial con 50 años, en California. Más de diez años después, con 63, repitió el mismo tratamiento en Madrid, y por lo que cuenta en sus memorias, no ha pasado por quirófano en más ocasiones por razones estéticas.
Lo demás ha sido una suerte de mantenimiento y tratamientos menos invasivos, como el bótox y demás cuidados de la piel, para los que confía en los nombres más destacados y expertos del sector.
Productos de alta calidad, profesionales reputados, una dieta saludable pero flexible y la práctica de ejercicio habitual conforman el cóctel al que Preysler debe el secreto de la eterna juventud.