Opinión
Koldo y "jésicas", a Palestina
El sexo como bálsamo, éxito garantizado
Se ha hecho viral un vídeo en el que un catalán insulta a una anciana en el metro barcelonés: no quiere cederle el asiento reservado a los viejos. La mujer es española y el catalán grita: «¡Vete a España, puta española asquerosa, muerta de hambre!», «¡Aquí no vivirás a gusto mientras Puigdemont tenga que estar en Bélgica!». Curioso: todos los insultos los dirige en clarísimo castellano para que la española no tenga que recurrir a traductor ni pinganillo. Dirán que se trata de un caso aislado, sí, como el linchamiento constante del español, las pasadas por la entrepierna de todos los fallos judiciales a favor del castellano, los comisarios en los patios de los colegios, el desprecio de líderes nacionalistas a andaluces, extremeños, madrileños, etc., el cupo, la financiación singular, la firme voluntad de hacer otro 1-O, los sudores fríos que sufre Miriam Nogueras ante una bandera española…
El Apolo de la Moncloa presume de haber normalizado la situación en Cataluña. Reconozcamos su éxito: normalizó el odio. ¿Qué otra cosa puede hacerse con el odio más que normalizarlo? El Puchi, sabedor de sus afanes normalizadores, le exigirá otra flotilla, comandada por Albares, para pedir a Israel y Palestina que acepten como idioma cooficial el catalán, la lengua que une y hermana, y así redondear el plan de paz de Trump. Luego, si el plan prospera, enviará a Conde Pumpido a Palestina para enseñar a los juristas nativos como se puede amnistiar a todos los terroristas de Hamas que quieren arrojar a los judíos «desde el río hasta el mar». Les dirá que matanzas y secuestros no cuentan si no existe delito de malversación de los fondos reservados de la Yihad. Más: mandar a Koldo para encamarlos con jésicas. El sexo como bálsamo, éxito garantizado.