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La crónica de Amilibia: Garzón va contra los bollos y “Pam” no protesta

Menos mal que en esta ocasión Garzón ha tenido la suerte de que el presi no sea gran aficionado a la bollería en general

El dado de tofu de Proust EFEVÍCTOR LERENA

Es lo que tiene ser de la misma cuerda, que te metes con la bollería en general y no protesta ni Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad más conocida por “Pam”, bisexual que ve machistas hasta en los posos del café y parece dispuesta a culpar de la menstruación al heteropatriarcado, la que saluda entusiasta a las bolleras con pene y con vagina. Supongamos que hablamos de Alberto Garzón. El titular de este periódico decía: “Garzón indigna a la industria alimentaria por su cacería a los bollos”. Habrá indignado a esa industria, pero el bollerismo LGTBIQ+ no ha levantado ni media pancarta. Será porque hay bollos y bollos. Menos mal que en esta ocasión Garzón ha tenido la suerte de que el presi no sea gran aficionado a la bollería en general, que en ese sentido Begoña Gómez lo tiene muy controlado. Dulces, pocos. Y lo digo porque si lo fuera, su respuesta al ministro de Consumo habría sido tan rotunda como cuando el lío de la carne: “A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible”.

Pedro Sánchez en una imagen de archivoRicardo RubioEuropa Press

En el Centro de Masculinidades Colau se preguntaban: “¿Qué es un hombre?”, así, en plan profundo e investigador cosa fina, como si preguntaran por los ovnis o los agujeros negros. Emilia Landaluce comentaba que “comer chuletón es de hombres muy hombres”, quizá con la mirada puesta en Él. Ahí está la respuesta, Colau, y parece mentira que tú lo preguntes: Él es el hombre, el gran chulazo del chuletón al punto. Y no me extrañaría que acabara negando otra vez a Garzón confesando algo así: “A mí, donde me pongan un bollo preñao…” Y Pam y el ministro, ni pío.

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