Opinión
La crónica de Amilibia: De tanto mutar, el presi será pronto Hulk
Los analistas del circo llaman mutación, transformación o travestismo al nuevo número del presi en la pista central. Con un solo toque de varita mágica, ha pasado del disfraz de rosa con espinas de «Mask Singer» al de político moderado o socialdemócrata convencional. Me asombra que los analistas de la cosa se asombren: ésa es su esencia, y además sabe que el número divierte mucho a un público amnésico, patología con la que los políticos siempre cuentan para ganar en «Supervivientes».
Quiere Sánchez competir en mutaciones con el coronavirus, que ya ni se sabe cuántas tiene. Muta como Xavier Novell, que ha pasado de obispo independentista de Solsona a compañero de una escritora de novelas eróticas, cual Richard Chamberlain en «El pájaro espino». Muta como Yolanda Díaz, que ha pasado de la guerra feroz por cargarse la reforma laboral a pedir sosiego a sus chicos de Podemos «para cuidar la coalición», o sea, que menos gritos por el recibo de la luz y más mimitos a Pedro. Muta como Iglesias, quien ha pasado de vicetercero, líder y ministro no recuerdo ahora de qué, a tertuliano de Rac1 y la SER a la espera de que Roures lo transforme en el nuevo Évole o Jorge Javier Vázquez en silla fija de «Sálvame Deluxe». Muta como el propio PSOE, que suelta el lastre de Lastra para dar paso en el Congreso a la voz más dulce de Héctor Gómez. Muta como Puigdemont, que ha evolucionado de la sardana a las danzas cosacas de los Coros del Ejército Ruso. Cristina Cifuentes, ex presidenta y ahora estrella televisiva, dijo en referencia a los eternos insatisfechos, o sea, los mutantes: «Sois como la gata Flora: si se la meten, grita, y si se la sacan, llora». De tanto mutar, Sánchez será pronto «El increíble Hulk». Más increíble que verde, claro.
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