Opinión
La crónica de Amilibia: Popeye pasa de las espinacas al bacalao al pilpil
Los de Otegi han conseguido de Moncloa el canal infantil en euskera para toda Navarra a cambio de sus votos. Ahora, cuentan, se enfrentan a otra gran tarea: revitalizar la programación para niños en clave abertzale. Hay que doblar convenientemente al euskera las series de animación japonesas y todo Disney. El Pato Donald no puede sonar igual que en castellano, ha de hacerlo como un pato vasco de HB Bildu recibiendo alborozado a los patos hermanos liberados de las opresoras granjas españolas, y el alimento que hace forzudo a Popeye no será las espinacas, sino el bacalao al pilpil, el marmitako y las alubias de Tolosa con morcilla, chorizo y tocino. Buscarán nuevas versiones de «Un globo, dos globos, tres globos», «Barrio Sésamo» y «La bola de cristal». No es tarea fácil porque los globos deberán ser terráqueos y presentarán un País Vasco enorme, con las adhesiones de Cantabria, Burgos, La Rioja y el sur de Francia casi hasta París. La Bruja Avería será de Zugarramundi y querrán chamuscarla las fuerzas de seguridad de la ocupación. Epi y Blas aparecerán con las camisetas del Athletic y la Real, y la rana Gustavo croará el Gernikako Arbola. Borrarán el Pocoyó: ningún nacionalista como Dios manda tiene poco yo. El mayor problema será encontrar payasos de la talla de Gabi, Fofó, Miliki y Fofito y parodiar sus grandes éxitos musicales. Puede que transformen la «Gallina Turuleca» en la «Gallina euskal oiloa», que pone huevos con la ikurriña en la cáscara y «Hola don Pepito» será «Hola, Arnaldito». «Había una vez un circo» no ofrecerá dificultades: dirán que eso es lo que queda de España.
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