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La crónica de Amilibia: Putin ya puedes invadir cuando quieras

El presidente ruso Vladimir Putin
El presidente ruso Vladimir PutinSPUTNIKvia REUTERS

Cuando en las Cortes se debatía la Constitución de 1876 y trataban de definir quiénes eran españoles, Antonio Cánovas del Castillo soltó su frase para la historia: «Pongan que son españoles los que no puede ser otra cosa». Yo tengo escrito en algún libro que me hubiera gustado ser noruego, pero tampoco hay que hacerme mucho caso, porque nada más español que desdeñar a España. Rigoberta Bandini (Paula Ribó en su DNI), la de la gesta de la teta, ha confesado que «cuesta sentirse española». Parece que nos cuesta a todos menos a Marta Sánchez, que sigue dispuesta a cantar el himno nacional allá donde se lo soliciten. Nada más pronunciarse así, Gabriel Rufián corrió a coronar a la cantante (cosa extraña en él) como «la única reina que merece ser reconocida», por lo que la tieta de la teta ha ascendido en el organigrama monárquico del catalanismo a musa consorte del rey Lluis Llach.

Algo de razón tiene la Bandini. Según una encuesta del CIS anterior a Tezanos, el 54, 9 de los ciudadanos respondieron que no participarían voluntariamente en la defensa de España si fuera atacada por un ejército extranjero. Aunque estamos invadidos por nosotros mismos, y no sé si hay peor invasión, Putin ya sabe a dónde dirigir sus tanques una vez que haya terminado con Ucrania. Por si tiene dudas, Pablo Iglesias y los suyos le podrían animar gritándole que le esperamos con los brazos abiertos, o mejor: con los brazos caídos, inermes, rendidos, hipnotizados por la teta de la Bandini y su «Ay, mamá». Recuerdo ahora cómo explicaba Woody Allen el rechazo que sufrió por los marines: «Vieron que, en caso de guerra, solo podría ser útil como prisionero».