Opinión

La crónica de Amilibia: Pedro, estrella de todas las estaciones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la presentación del libro del exministro de Sanidad, Salvador Illa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la presentación del libro del exministro de Sanidad, Salvador IllaRicardo RubioEuropa Press

Felipe González, que es un andaluz muy ocurrente, dijo aquella frase que hizo fortuna: «Los expresidentes somos jarrones chinos en un apartamento pequeño: nos pongan donde nos pongan, siempre estorbamos». El presi actual nunca será un jarrón chino, ni tan siquiera un bonsái japonés: pasará a la historia como el protagonista a lo Tom Cruise de «Las cuatro estaciones», la miniserie que reflejará el trabajo diario en la Moncloa y que emitirá Netflix en 2023, precisamente, oh casualidad, año de elecciones e incluso de excitaciones si Él marca paquete como se espera. Será, dicen los Bolaños, «un ejercicio de transparencia acorde a la democracia del siglo XXI». Toma ya. Además, transparencias. O sea, que no habrá destape, pero quizá sí camisetas mojadas.

El caso es que inicialmente solo se ofrecerán al público expectante dos capítulos. Una miniserie rácana. Una figura como Él, estrella de todas las estaciones, el Rey Sol, merece al menos tantos capítulos como «Amar es para siempre» o «Aquí no hay quien viva». Tienen previstos dos capítulos más para la siguiente temporada. Pero, ¿dónde estará Él ese año? De «Las cuatro estaciones», ¿vivirá el otoño de la caída de la hoja, el invierno del ahorro energético sin Falcon, la primavera de tertuliano de la Sexta o el primer verano lejos de Doñana? Prudentes, han decidido dejar en suspenso nuevas entregas, aunque probablemente Feijóo, en uno de sus gestos elegantes y generosos, no se opondría a su emisión. Mientras, Él seguirá invitando a la Moncloa a la gente (de 50 en 50) para que gocen de su presencia en carne escasamente mortal. Dicen las malas lenguas que el próximo grupo será de familiares del Gobierno, que también tienen derecho, claro. Y así salen en «Las cuatro estaciones», todos danzando al ritmo de Vivaldi.