Barcelona

La fiesta se resiste a morir en Cataluña

En las plazas de España, Francia y Portugal se leyó un manifiesto por la libertad y la Fiesta

La fiesta se resiste a morir en Cataluña
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Cataluña estuvo ayer presente en todos los ruedos donde se celebraron corridas de toros, novilladas o festejos de rejones. En todos los poros de la piel de toro en la que se convierte España en el mes de agosto. Barcelona centraba todas las miradas después de que el miércoles el Parlamento catalán, con los votos de CiU y un claro debate identitario: quitar de en medio un emblema de España, decidiera por mayoría absoluta su prohibición.

Condenados a muerte y con el corazón herido hicieron el paseíllo Juan José Padilla, Curro Díaz y Miguel Tendero, por orden de antigüedad, que en el toreo se mantienen los valores íntegros como si no hubiera pasado la revolución del tiempo. La Fiesta, la comunidad taurina quiso actuar, sumarse a la indignación que supone el que te coarten las libertades a estas alturas del siglo XXI y antes de que dieran comienzo los festejos, antes incluso de que se deshiciera el paseíllo, todas las plazas de España, Francia y Portugal leyeron un breve manifiesto en contra de la prohibición.

 Palabras que nacen de los propios profesionales: matadores, banderilleros, picadores... Reunidos en la Mesa del Toro, que piden «libertad para ir a los toros» y que no se politice la «fiesta taurina», lo que ha costado la reciente prohibición de los espectáculos en esa comunidad española, por primera vez en la historia teniendo una ciudad con plaza de toros activa. Hace apenas dos o tres semanas, alrededor de trece mil personas asistieron al festejo programado en la Monumental de Barcelona. El manifiesto unía así el sentir general de la profesión y, según la acogida del público, de la afición. Más de dos minutos ovacionaron en Pontevedra antes incluso de que se leyera el manifiesto y acabaran jaleando con un ¡viva!, viva la Fiesta de los toros, el arte de torear. Lejos de los colores políticos y los intereses nacionalistas. El espectáculo como arte difícil de entender, fácil de atacar y de sutil y envenenada belleza. (Te enganchará por siempre). Fervor de orgullo herido se desató en Barcelona, y como diría Sabina, aficionado por cierto, «sobraban los motivos». Madrid, El Puerto de Santa María, Huelva, Azpeitia, Santander, Estella, La Roda, Lodosa, Íscar, Torremolinos y Ávila, entre las plazas españolas donde se celebró el mismo acto, los mismos sentimientos encendidos. Emotiva la acogida. Pero la Fiesta también hunde sus raíces en Francia. Bayona y Hagetmau, que celebraban festejo, leyeron el manifiesto. Pasando fronteras cuando quieren borrarte las huellas en tu propia tierra. El breve manifiesto, que conectó el sentir taurino de la afición en distintos puntos de España y Francia, supone un paso más que se suma al que dieron las figuras del toreo que han pedido audiencia en el Ministerio de Cultura. El arte en cambio encuentra indiferencia en el Gobierno.


Manifiesto de los profesionales
«Los profesionales de la tauromaquia manifestamos nuestro rechazo a la decisión del Parlamento catalán de prohibir las corridas en esa comunidad.
Pedimos que cese la manipulación política de la Fiesta, exigimos garantías de nuestro derecho al trabajo y exigimos respeto a la libertad individual de asistir a un espectáculo que es expresión de nuestra cultura y nuestras tradiciones.
En solidaridad con los aficionados catalanes y por la libertad de ir a los toros. ¡Viva la Fiesta Taurina!»