Israel

Carta de un cooperante: la batalla psicológica gana terreno en Palestina

Además de la violencia física que padecen los ciudadanos de Palestina, está la violencia psicológica. Cada vez más la atención psiquiátrica es una necesidad de primer orden. Así lo cuenta la trabajadora social de Médicos Sin Fronteras en Nablus.

Paciente de MSF en la puerta del hospital mostrando la radiografía de su brazo/Foto: Isabelle Merny
Paciente de MSF en la puerta del hospital mostrando la radiografía de su brazo/Foto: Isabelle Mernylarazon

Si bien el miércoles pasado tuvimos la oportunidad de leer el testimonio de Ruth Ulrich, una psiquiatra de Médicos Sin Fronteras que nos relató cómo afecta el conflicto a la salud mental de la población, esta semana hemos creído oportuno que sea una trabajadora social palestina la que nos cuente en qué consiste su trabajo y nos explique cuáles son las necesidades más acuciantes. Uno de los cometidos en el día a día de Shurook consiste referir a algunas familias particularmente vulnerables a las entidades sociales, al Ministerio de Salud o a la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas a cargo de los refugiados palestinos). Los psicólogos me refieren a los pacientes y yo me coordino con las organizaciones sociales (nacionales o internacionales) para conseguirles la ayuda que necesitan. Identifico a aquellos que necesitan apoyo psicológico en las zonas problemáticas: cerca de las colonias, allí donde se han producido incursiones... Nosotros vamos allí, les explicamos qué es MSF y les presentamos a los médicos. A veces, los pacientes acuden directamente a nosotros.El principal problema aquí es el paro, sobre todo en los campos de refugiados. A los palestinos ya no se les permite ir a trabajar a Israel y cuesta mucho tiempo obtener las autorizaciones necesarias. Los hombres son los primeros en sufrirlo. Las familias tienen huertos, algunos cultivos para su propio consumo, cabras, gallinas, lo básico... pero la vida aquí es muy dura. A menudo comemos un poquito de pan y nada más... La comida es desde luego la principal necesidad y por ello MSF ofrece un kit alimentario básico entre 2 y 5 veces al mes en función de las necesidades familiares. En invierno también distribuimos estufas, mantas, etc. Toda la familia sufre por el ambiente en el que crecen sus hijos. En MSF recibimos muchas peticiones de apoyo escolar por parte de los padres, puesto que los niños son cada vez más violentos, y a partir de los 4 ó 5 años, el fracaso escolar es ya habitual. El nivel de violencia en las escuelas crece con cada año que pasa, se ha perdido el respeto a la autoridad e incluso los maestros se muestran violentos con sus alumnos, ya que no saben cómo controlarles. Los pequeños están estresados, tienen miedo, no duermen y no comprenden por qué se sienten mal. Los cabezas de familia no tienen trabajo y la violencia doméstica se está convirtiendo en un verdadero problema social. Sin embargo, sólo hay dos organizaciones de referencia que se ocupan de la violencia doméstica. Asimismo, sólo existe una organización, que está gestionada por estudiantes universitarios, para ofrecer educación gratuita en Nablus. Cuando la tensión aumenta, el ejército israelí ocupa las azoteas o los pisos de arriba de algunas casas estratégicamente bien situadas. Esto puede durar tanto 6 días como 6 meses y supone un desgaste físico y moral para los habitantes de las casas ocupadas. Además es humillante, una verdadera presión psicológica para los habitantes de la ciudad. Cuando al final los soldados se van, todo se queda patas arriba y las puertas y las ventanas de las casas están rotas... Hay tres campos de refugiados en Nablus, y por desgracias hay muchas tensiones entre los refugiados y los residentes. Hay tanta violencia que la población de los campos vive sin ninguna intimidad, apelotonados unos sobre otros. Y las incursiones en estas zonas son más que frecuentes... como si la vida en ellas no fuese ya lo bastante miserable y difícil. El contexto es muy inestable y volátil. Nunca se sabe lo que puede ocurrir. Incluso económicamente hablando, todo puede deteriorarse muy rápidamente. Lo que es cierto es que la salud mental de la población se ha degradado mucho. Un paciente puede estar estable hoy, ser víctima de un incidente traumático mañana y pasar después a ser un caso grave.

El número de casos psiquiátricos aumenta, pero sólo hay un hospital psiquiátrico en toda Palestina –en Belén, a dos horas de aquí– y un solo psiquiatra en Nablus, si no hay que ir a clínicas privadas de pago. La necesidad es enorme y hay muy pocas personas con competencias específicas para responder a esta situación. De hecho, MSF es la única organización que ofrece servicios psicológicos, médicos y sociales de manera gratuita.... para mí, estos tres tipos de asistencia no pueden funcionar el uno sin el otro y por ello es muy importante su presencia aquí.