Lorca

OPINIÓN: Bienmesabe

La Razón
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El otro día iba camino de Lorca con mi amigo Juan Flores, que me habían dicho que mediara en una tertulia de emprendedores en el Campus. Y allí me encontré a tres tipos que tenían mucho donde rascar, sobre todo en esta época tan baldía y siniestra como la que nos toca. Uno de ellos era casi un chaval. Veintisiete años de Pedro, metido en un traje azul y casi tatuado a una Blackberry, contemplaban a uno de los empresarios con más éxito de España. El baranda de Llao Llao nos contó el secreto de un triunfo de vértigo en el fragor de una vorágine económica que casi arrastra a cinco millones de compatriotas a la desesperanza. Nada de planes estratégicos ni pasta millonaria a alguna consultora sueca, sino cuatro premisas: trabajo, apoyo a muerte de los suyos, una fe como la de San Francisco y cien mil de un crédito. Este joven se vino de la BP para arriesgarlo todo a meterle frío a un yogur y convertirlo en una de las diversiones familiares de este verano. Y se fue a Denia para abrir su primera tienda, no fuera que en Murcia pensaran algo raro. La primera noche vendieron doscientos helados y se dijo que allí se acababa la aventura. Pero en esa misma semana, el boca a boca trajo colas a su casa y en pocos meses amortizaron la inversión. Ahora, Llao Llao tiene mas de 500 empleados, ha abierto sesenta tiendas en España, Marruecos y Portugal y tiene un volumen de negocio superior a los dieciocho millones de euros. Y todo, porque un día, este empresario con cara de niño se enamoró de una idea y transportó su sentimiento al paladar de un montón de españoles. Venia de Lorca recordando «Sabor de amor», de Javier Ojeda y los Danza Invisible, porque el rato que viví aprendiendo, me endulzò la mente como el bienmesabe canario. Habrá que ir tomando nota mientras lo saboreamos. Que haya alivio y sálvese el que pueda.