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Yo Leonor por María José Navarro

El Rey, durante la recepción que interrumpió por la llamada
El Rey, durante la recepción que interrumpió por la llamadalarazon

Se lo he dicho a mi padre esta mañana: tengo que convocar una rueda de prensa. Mi Alteza (Su Alteza para Vds., que son pueblo llano) me ha sentado en sus rodillas para decirme que no.

A mí me puede sentar en sus rodillas tan ricamente, pero a mi hermana le tiene que hablar de lejos porque si se la pone encima, ese sollo le causa una rotura de ligamento cruzado y menisco que no te menees. O lesión de Mi Alteza, o le damos un pincho moruno y la sacamos por los pueblos como la primera mujer picador del mundo.

El caso es que me ha dicho mi padre con la fiereza de Mimosín que no, y yo le he contestado que por qué Manolo Lama sí que puede y yo nones. Pues un comunicado, he soltado así por lo bajinis. Y cuando estaba ya mi padre con el lagrimón de emoción por lo despierta que es la heredera, aparece mi madre y se ha fastidiado la juerga.

Quería yo puntualizar, subida a una trona, que ha sido servidora la de la idea del politono del abuelo. Efectivamente, aquí donde me tienen, he sido yo sola. Pero la culpa es del abuelo, que me deja el teléfono cuando me aburro. Al principio le daba a los botones sin saber, pero en cuanto le quité el «candao», ya me hice con el aparato. Al principio me inventaba cosas para fastidiarle. Abuelo: te he bajao una foto de un oso grandísimo y te lo he puesto de fondo y encima «I love Mitrofán». Jejeje, ains.

Después le conté que estaba llamando un señor con acento catalán. ¿Cómo se llama, reinita? Mas, abuelo, se llama Mas. Y una risión. Menos mal que este hombre salió estupendamente de la broma y se puso muy simpaticote, porque el abuelo es lo que tiene, que es muy salao en cosas insustanciales. Han castigado a uno que se llama Aza, pero a mí también me castigan mucho y nadie protesta, caracoles.

Ahora estoy castigada, sin ir más lejos, y eso que el abuelo me tapó lo de Mas. Que se lo cambié por ponerle de llamada la risa de un nene, que lo oye bien. Eso y otro que venden por medio «leru» que es la bocina de un barco grandísimo, que ese también lo oye. Pero no, estoy castigada, claro. Ya ves tú la tontería. Por pedir fumar en el colegio. Con boquilla, ojo. Pues no. Y tú cuentas que tu abuela fuma, que lo ha dicho Peñafiel, y te cae un puro. Un puro. ¡Anda!