Andalucía

Tarancón al paredón

La Razón
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De la frustrada fusión de Unicaja y Cajasur lo penúltimo que hemos escuchado es pedir «pena de cárcel a los de los alzacuellos» según palabras de los responsables de Izquierda Unida Diego Valderas y Pedro Vaquero. Lo próximo, ya lo verán, serán los gritos de «Tarancón al paredón» en versión actualizada y dedicada al obispo Demetrio Fernández, de quien el vicesecretario socialista Rafael Velasco no se fía. Y es que la izquierda que rige la autonomía andaluza no comprende por qué después de tanto subvencionar restauraciones de templos y de retransmitir continuamente Canal Sur romerías y procesiones, la Iglesia sin embargo le ha boicoteado su mayor negocio jamás soñado. No ha pasado ni una semana, pero se puede cortar con un cuchillo la indignación creciente hacia el Cabildo, acompañada de la misma sensación de decepción y desafección que los jerarcas del tardofranquismo sintieron hacia la iglesia postconciliar, que muy pronto consideraron ingrata y traidora. Ahora bien, si hemos de admitir que los curas no han demostrado en los últimos tiempos dotes para el negocio bancario, por el contrario la diplomacia vaticana sí viene avalada por veinte siglos de éxito y puede que acabe de ofrecernos una lección magistral en la circunscripción del mismísimo Moratinos. Porque lo de Cajasur, que no deja de ser una caja entre otras muchas con parecidos problemas, es lo de menos. Lo de más es que la Iglesia, en Andalucía, ya ni teme ni apuesta por el PSOE. Y cuando la curia le echa la cruz a un régimen, denlo por gloriosamente fenecido. Tarancón frenó al Movimiento hace cuarenta años, la jerarquía negocia ahora con mano izquierda la transición en Cuba y aquí en Andalucía los obispos del Sur sencillamente huelen también cambios políticos más pronto que tarde. Por eso a muchos de los dirigentes actuales empieza a no entrarles el cuerpo en caja. Y no hablamos precisamente del sistema financiero.