Sevilla

Buscando a otro Paganini

Buscando a otro Paganini
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Aquel al que le guste la música tiene este fin de semana una cita ineludible en Sevilla. El X Premio Internacional Violines por la Paz abandona su habitual, bucólico y acogedor enclave, Torres de Jaén, en busca de una mayor accesibilidad y comodidad para los participantes en el Conservatorio Superior de Música «Manuel Castillo», en plena calle Baños de la capital hispalense.

Ramón San Román, su director artístico, resalta el «sorprendente nivel» que son capaces de ofrecer los 31 jóvenes músicos concursantes –entre 9 y 23 años, divididos en dos categorías– hasta convertir este certamen en el más importante del panorama nacional en periodicidad anual y sólo por detrás del concurso de Sarasate, que tiene lugar cada cuatro años en Pamplona. «El concurso ha ido ‘in crescendo' en calidad, lo cual es un reflejo de cómo ha mejorado el sistema educativo, en música y en violín en concreto», asegura San Román, quien destaca la variedad de talentos que ofrece esta edición. Entre los inscritos figuran «participantes de otras ediciones que vienen a ganar después de quedar en segundo lugar, por lo que sabemos que el nivel será muy alto», procedentes de la práctica totalidad de comunidades del país y estudiantes de Francia, Alemania, Austria, Paraguay, Ecuador o Cuba. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ofrece su colaboración con dos pianistas locales, como Tatiana Posknikova y Tommaso Cogato, aunque algunos de los inscritos traen los suyos. Los alumnos proceden de la escuela Reina Sofía, del conservatorio de París, de Hannover, del Mozarteum de Salzburgo...En los tiempos actuales, cuando, los recortes en materia cultural están a la orden del día, eventos de este tipo cobran más relevancia. «Este concurso no tiene ayuda de las administraciones, sólo colaboraciones privadas, lo cual es más a resaltar», incide San Román, agradecido a organismos como el centro de idiomas Clic, el Gremio de Luthiers y Arqueros de España o el diario LA RAZÓN.

Ayer arrancaron los ensayos y esta mañana tiene lugar la presentación. La entrada es gratuita, una oportunidad única para engancharse a la cultura musical. Los padres que piensen que sus hijos son pequeños para adentrarse en el violín quizá no sepan que desde los «3 ó 4 años» pueden empezar a aprender. «La música como complemento educativo permite que se detecten talentos natos mucho antes y que el nivel interpretativo sea mayor».