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«Matar es más divertido que montar un puzle»

Perico y su madre representan toda una brecha generacional, dividida entre los que consideran los videojuegos como su principal fuente de ocio y los que creen que acarrean más perjuicios que beneficios.

Los juegos pueden provocar adicciones difíciles de controlar por los padres
Los juegos pueden provocar adicciones difíciles de controlar por los padreslarazon

Perico, de 17 años, empezó a jugar a estos juegos cuando tenía 13 años. Y lo que le enganchó fue el realismo de los gráficos. «Te metes dentro de la Guerra Fría», dice, a propósito de la saga «Call of Duty».

Para él, matar a las tropas enemigas siempre será «más divertido que montar un rompecabezas». Sus amigos comparten esta misma opinión, aunque a él también le motiva la estrategia militar que permite desplegar estos juegos.

A su madre, Mara, de 45 años, todo esto le parece «fatal». «Los niños se creen héroes y eso acaba generando violencia, lo tengo más claro que el agua».

«Tú no eres violento», le dice directamente a su hijo Perico. «Pero la seguridad que encuentras en estos juegos provoca que, al enfrentarte con un problema real, apliques la violencia. Se trata de machacar al otro para poder progresar. Son terriblemente influenciables», añade.

Mara no es partidaria de prohibirle a su hijo estos juegos, pero sí de no facilitárselos. Y es que recuerda el caso de un sobrino suyo que ni dormía ni desayunaba por su adicción. Su madre se lo prohibió, pero fue inútil: al chico le bastaba con acudir a la biblioteca de una universidad para poder jugar. «Estos juegos están afectando a la juventud», afirma.