Centro de Arte Reina Sofía

La tinta de Chillida pesa

La Galería Cayón abre la nueva temporada apostando por las obras en papel recortado y silueteado de nuestro escultor más internacionalGalería CayónDónde: Calle Orfila, 10. Madrid.Precio: entrada gratuita.

La tinta de Chillida pesa
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La Galería Cayón abre la nueva temporada apostando por nuestro escultor más internacional, Eduardo Chillida. «La tinta pesa, aunque no físicamente. Es el peso de un valor. En la pintura las cosas pesan o no pesan según el color que utilizas». El papel fue para Chillida un medio autónomo de expresión, que se servía, claro está, de formas estrechamente relacionadas con sus esculturas. Esto se aprecia especialmente en las obras en las que el papel está recortado en alguno de sus lados, intensificando así la referencia clara al volumen y al espacio y, por tanto, a la escultura.

El corte del papel se inicia en los años 50 y 60, aparece de manera intermitente en toda su obra, y culmina con las gravitaciones que surgen a finales de la década de 1980. En éstas, el papel recortado gravita sobre otro que le sirve de fondo, creando una articulación del espacio y del relieve que ya es totalmente escultórico.

La muestra intenta dar razón a la aparición de estas gravitaciones como conclusión de un proceso de reflexión sobre el papel iniciado más de 30 años antes. Chillida afirmaba que lo profundo es el aire. Y por eso incorpora el aire a la composición. Es más, la composición no es sin el aire, una técnica en sí misma, cómo si no peinar el viento.

 Con estas esculturas de papel, Chillida desarrolló sus teorías sobre el aire y el vacío, collages escultóricos. La poesía del papel, une los diferentes planos del papel haciendo un collage, dónde antes había cola, ahora hay espacio. La atracción entre los elementos, no existiría sin ese espacio y ese aire.

En las gravitaciones, el papel recortado gravita sobre otro que le sirve de fondo articulando el espacio y el relieve escultórico. El aire convertido en poesía del papel en una galería que no desmerece. La obra de Chillida seguirá siendo un continuo elogio al horizonte que nunca termina.