Música

Estreno

Entre Ava y Liz Taylor por Lluís Fernández

La Razón
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Carmen Sevilla fue una de las mujeres más hermosas del cine. Tenía algo que solamente poseen estrellas tan fotogénicas como Ava Gardner y Liz Taylor: luminosidad en el rostro. Su piel resplandecía en contacto con el foco y la cámara multiplicaba su belleza. Además, hizo de sí misma un espectáculo: opacaba a sus oponentes y brillaba incluso en programas televisivos tan cutres como el «Cuponcito» o «Cine de barrio».

No fue a Hollywood porque no quiso aprender inglés, tampoco le hacía falta. Triunfó cantando en «La hermana San Sulpicio» (1952) y en «espagnolades» en tomatecolor junto a Luis Mariano: «La bella de Andalucía» (1951) y «Violetas imperiales» (1952), en las que resaltaba su juvenil belleza agitanada. Su mejor época llegó con la televisión y como intérprete de la canción moderna, acompañada por su marido Augusto Algueró, director y compositor de melodías tan populares como «Eres diferente» y dos canciones-jingles: «Flamenca ye-yé» y «Tipical Spanish», que la hicieron más popular que los televisores Philips.

Nadie mejor que Carmen Sevilla encarnó la mujer moderna de la España del desarrollo industrial, sin abandonar el cine folclórico, cuyo punto final fue «El balcón de la luna» (1962), filme «trash» de culto interpretado junto a Lola Flores y Paquita Rico. Luego vendría el destape y películas fuertes como «El techo de cristal» (1971), de Eloy de la Iglesia, en la que Carmen fue pionera del «desnudismo» fino. Entre películas sexy y actuaciones se va eclipsando hasta su boda con Vicente Patuel y la gloriosa etapa de las «ovejitas», que concluiría con su vuelta al espectáculo remunerado como presentadora de Tele 5 en zapatillas, donde conquistó de nuevo el favor del público y la atención de humoristas, amas de casa y frikis con sus graciosos despiste e improvisaciones: «¡Ains, chiquillooooo!».

Lluís Fernández