
Francia
Choque de derechos

La Ley Antitabaco de Leire Pajín no es más que un bidón de gasolina sobre una hoguera de San Juan. España ya tenía una ley contra el tabaco que aunque no fuera consensuada, sí era aceptada por todos, partidos, propietarios de restaurantes y bares, y especialmente, por los consumidores. Muchos de los propietarios de los locales afectados tuvieron que invertir grandes cantidades de dinero para adaptar sus locales a lo que decía entonces la ley, que no era otra cosa, que habilitar espacios para fumadores y no fumadores. Eso no ha servido para nada en un país en plena crisis. Un año después de esa primera ley llegó la mano dura de la señora Pajín que cerró la posibilidad a que fumadores y no fumadores pudiesen compartir local aunque estuviesen separados por mamparas, extractores de humo y otros espacios habilitados para el fumeque. Holanda y Francia han echado marcha atrás en su legislación más dura contra el tabaco. No es normal fumar marihuana en los coffee shops y perseguir al fumador de Bisonte allá donde se encuentre. Se ha legislado a favor de unos y en contra de otros. Se ha legislado para proteger unos derechos con cargo a otros derechos y eso es, sencillamente, un atropello. Yo soy el primero en opinar que fumar menos es bueno, pero mi opinión no tiene por qué convertir a los fumadores en marginados sociales o apestados. La Ley Antitabaco me provoca fumar más. La anterior me invitó amablemente a pensármelo. Hay que respetar los derechos de los no fumadores exactamente igual que el derecho de los fumadores, porque todos pagamos los mismos impuestos en una sociedad que busca la igualdad social. No hablemos ya del desastre que eso supondrá a la hostelería.
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