Murcia

Las dos mejillas por José Clemente

La Razón
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Juan Bernal ha pasado en apenas ocho meses de diputado base en la Asamblea de Cartagena a consejero de Economía hace tres semanas y ahora a vicepresidente del Gobierno regional, según trascendió ayer de fuentes del propio Ejecutivo autonómico, noticia que hoy ocupa las principales portadas de los periódicos regionales en disputa abierta por ver quien fue el primero en decirlo. Uno ha preferido llevarlo a estas espléndidas «Crónicas Murcianas», ya que su inminente nombramiento venía sonando meses atrás, cuando fue destinado a la Asamblea para preparar el abordaje a la crisis, aunque siempre sorprenda la celeridad con la que se han consumado los hechos empezando por la sustitución de Salvador Marín. Valcárcel elige así a su mano derecha para un futuro complicado y regresa al formato de la vicepresidencia que ya tuvo en las dos primeras legislaturas de la mano de Rafael Gómez Fayrén. Es de entender que Valcárcel quiera darle todos los poderes del Ejecutivo al hombre que pondrá en su nombre y en el del Gobierno murciano las dos mejillas ante los sindicatos y los sectores sociales que conforman la Mesa General de la Función Pública, verdadero caballo de batalla para este año y quien sabe si el que viene para que no se quiebre la frágil «paz social», que es fundamental para el éxito de todas las medidas económicas aprobadas tanto en Murcia como por Moncloa, con el fin de sacarnos a todos del atolladero económico en el que nos encontramos. A su favor tiene la lealtad de la que Bernal siempre ha hecho gala, además del conocimiento de la materia y su capacidad de consenso con los actores sociales con los que suele negociar. Vaya por delante que nunca antes un gobierno como el de Mariano Rajoy o el de Valcárcel, en Murcia, había contado con tal dosis de bula a la hora de pergeñar un modelo económico de la dureza que plantean las medidas que esta semana han planteado De Guindos o Bernal en sus respectivos escenarios. El pasado martes, para no ir tan lejos, los sindicatos se mostraban contrariados con la cerrazón de Bernal de no ceder en el incremento de horario laboral a 37 horas. En realidad, un esfuerzo más bien banal si se plantea a sectores que cuentan con todos los derechos habidos y por haber, especialmente, el de tener un puesto de trabajo, pero difícil de digerir por sectores que están más acostumbrados a seguir el camino de la cabra que no el de las realidades crudas y puras. Para entonces Bernal ya había recuperado a su equipo, tenía el plácet del presidente a su nombramiento de segundo del Ejecutivo y, además, el visto bueno a elevar esas medidas a rango de ley si las condiciones así lo obligaran. Faltaba el rango y las estrellas que distingue a la «autoritas», la que indica su empleo y su capacidad de compromiso, y ahí llegó Valcárcel con el nombramiento bajo el brazo.
Sabe Bernal que debe hacerlo de forma impecable, que tiene el poder y el apoyo incondicional de todos, y que incluso los sindicatos no han seguido aún el camino de la cabra, pero debe hacerlo cuanto antes, aunque sólo sea por ahorrar sufrimiento a varios miles de murcianos. Ayer mismo el Ejecutivo de Ramón Luis Valcárcel valoraba positivamente las medidas de reforma laboral aprobadas por el gobierno de Rajoy, consideradas de las más duras de la UE y Zapatero llamaba a apoyar al Gobierno incondicionalmente. Sólo falta ahora que eso lo haga Rubalcaba en España y Tovar en Murcia, porque, de momento, los sindicatos han actuado de manera correcta que es lo que se espera de ellos. Nadie quiere destruir empleo y en eso están tan interesados los gobernantes como los gobernados, ya que se trata de eso: que todos ganemos y nadie salga perdiendo.