Libros

Cine

Ojos que no ven pero sí sienten

Ojos que no ven pero sí sienten
Ojos que no ven pero sí sientenlarazon

Emma utiliza un perro guía para caminar por la calle, su vecino le ayuda con la correspondencia y necesita el braille para leer y escribir. Ninguna de estas circunstancias, sin embargo, tienen que ver con su insatisfacción. «Soy incapaz de querer», dice, y, estancada en esta creencia, practica otros tipos de ceguera, la emocional principalmente, que la convierten en una persona infeliz. La idiosincrasia de la discapacidad física y psíquica es sólo un escenario para personajes que, «además, tienen un montón de quebraderos de cabeza. Yo soy un tío que va en silla de ruedas, y la mayoría de los días me enfrento a problemas que no tienen que ver con eso», explica Roberto Pérez Toledo, un experimentado cortometrajista que da el salto al largo con «Seis puntos sobre Emma», protagonizada por Verónica Echegui.

Sin victimismos
«Nunca quise hacer una película sobre la discapacidad. Mi intención era que el espectador se olvide de que Emma está ciega en un sentido físico y se centre en sus otras cegueras, que son las que, al fin y al cabo, cuentan la historia. Son personajes ciegos a distintos niveles que descubren cómo gestionar sus sentimientos después de dar palos de ciego en la vida», explica el realizador. No se trata, por tanto, de victimismo o condescendencia, sino de una visión poco frecuente en nuestro cine: «Me apetece que esta película cale en el sentido de aportar una nueva perspectiva muy poco tratada», ambiciona Pérez Toledo, quien, desde su propia experiencia, firma una frase muy personal en el guión: «No permito que nadie me diga lo que debo hacer y lo que no». Lo dice en boca de Emma, una invidente que, sin embargo, no es la que menos ve entre tanto inadaptado miope sentimental.

 

La miopía como arma
El cine ha dado célebres interpretaciones de invidentes (Al Pacino en «Esencia de mujer», por ejemplo), pero también variados fiascos con miradas perdidas en el horizonte como base del trabajo interpretativo. Por ello, el director prefirió en un principio una actriz invidente. «El problema es que necesitaba una del calibre de Verónica Echegui. Si llego a encontrar a una ciega de verdad con ese arsenal de armas interpretativas, la hubiera seleccionado, pero no la encontré», confiesa Pérez Toledo, que cree que «la miopía de Verónica ayudó» en la lograda construcción del personaje.