España

Será una rosa será un clavel

La Razón
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Lo mejor está por venir según Zapatero. Eso espera una mayoría de españoles que ven como lo peor no termina de irse. Lo que está claro es que tendrá que pasar el mes de mayo para saber quién encabeza el cartel electoral del PSOE en las generales del próximo año. Entre la rosa y el clavel parece en estos momentos estar la cosa, pero desde el PSOE profundo, el que sigue manteniendo vivo Felipe González, se trabaja para evitar unas primarias que nunca le han salido a los dirigentes del partido como habían previsto. Las encuestas siguen augurando un triunfo de los populares sea quien sea el contrincante o «contrincanta» de Mariano Rajoy pero apuntan con toda claridad a que con Rubalcaba el desastre puede ser menor. Y Rubalcaba, además, no tiene la menor intención de someterse a unas primarias, y mucho menos contra Carme Chacón que para él es una aspirante de segunda división. Don Alfredo tiene ya mucha mili encima como para arriesgarse a la humillación de una derrota, así que o es él el elegido en un Congreso extraordinario, o mejor aún en un Comité Federal, o que no cuenten con él para hacerse cargo de la peor herencia recibida por un candidato desde que la democracia volvió a España. Mientras Zapatero se dedica a viajar y a hacer frases como en sus mejores tiempos de rapsoda de la política cuando la economía crecía, se creaba empleo y esto se parecía mucho a la ciudad alegre y confiada, en el interior del PSOE se libra una batalla hasta ahora más o menos sorda pero que estallará tras los comicios municipales y autonómicos para los que faltan 31 días. Para ese momento quienes aspiran a hacerse con las riendas y conducir al partido a sus cuarteles de invierno para lamerse las heridas e intentar recomponer la figura, tienen que tener perfectamente armada su estrategia, sobre todo por si el día 22 de mayo el batacazo es de proporciones bíblicas como algunas encuestas que obran en poder de socialistas y populares vaticinan. Si fuese así la insensatez de las primarias sería casi suicida. Al menos eso dicen en los corrillos los de toda la vida, los pata negra que no quieren más aventuras porque saben que la militancia suele votar contra los deseos del aparato como se volvió a demostrar en el caso de Madrid con Trinidad Jimenez y Tomás Gómez. Así que no parece que haya que elegir entre la rosa y el clavel porque correr ese riesgo sería una capullada, y Rubalcaba puede ser cualquier cosa menos un capullo, dicho sea con todo respeto y en el sentido de candidez y falta de experiencia. Don Alfredo es más listo que los ratones «coloraos» y sabe que el famoso suelo electoral del PSOE ya quedó hecho trizas en el año 2.000 con la caída a 125 escaños, y que escenarios como el de 2004 no es fácil que se repitan. Así que si se quiere contar con él para jugar un partido en el que no parece discutirse quién lo ganará y sólo se trata de evitar la goleada, tendrán que admitir sus condiciones quienes se llenan la boca con la famosa democracia interna que, hasta ahora, no les ha dado más que disgustos. Dentro de un mes las cosas empezaran a aclararse y quedará menos para que se acabe el juego de las adivinanzas que nos entretiene tanto mientras lo que de verdad importa sigue sin funcionar en este gran transatlántico que espera impaciente la sustitución de su actual timonel.