Sin embargo, cualquier duda sobre la buena relación que mantiene la primogénita del Rey con la Princesa de Asturias, se disipó ayer cuando acompañaron a la hija pequeña de la Infanta, Victoria Federica, a la representación de «El lago de los cisnes» que ofreció el Ballet de Ángel Corella en el Teatro de La Zarzuela. Aparecieron poco antes de las ocho de la tarde en el céntrico teatro madrileño.

Doña Letizia abandonó los minivestidos a los que estábamos habituados y, fiel a su estilo, deslumbró con una blusa azul marino de seda, de corte asimétrico –una de sus apuestas durante la pasada remporada– que dejaba su hombro izquierdo al descubierto. La combinó con unos pantalones blancos y que realzaban su silueta. La Infanta entró en el recinto con un blazer blanco, una camisa roja y unos pantalones negros. Otro de los clásicos de este verano, las alpargatas, completaban su «look». Las tres féminas sonrieron a los fotógrafos, aunque la pequeña Victoria Federica, de diez años, algo tímida, bajó la mirada e intentó esconderse entre su tía y su madre. No obstante, ella era la verdadera protagonista, ya que, desde muy pequeña, la hija de Doña Elena siente verdadera pasión por la danza.

La buena relación entre las hermanas de Don Felipe y su esposa se ha cuestionado en numerosas ocasiones; no obstante, con cada aparición en la que coinciden, desmienten estas elucubraciones, como ocurrió el pasado 25 de agosto, cuando las tres coincidieron en la boda de Nicolás de Grecia.

 En lo único en lo que Doña Elena y Doña Letizia compiten constantemente es en los ránking de moda. Las dos se han convertido en iconos de estilo y por eso no es raro que ambas se sitúen entre los primeros puestos.

Lo cierto es que la Duquesa de Lugo siempre ha sobresalido por su estilo y distinción. Ha sido una de las mejores profesoras de la Princesa Letizia, quien, desde que se casó con Don Felipe, ha ido depurando su estilo y ha conseguido un «look» propio, que muchas mujeres imitan.


El amor por la danza de Victoria
Doña Elena y el bailarín Ángel Corella mantienen una gran amistad, y por ello la Infanta no se pierde ninguna de sus actuaciones. El gusto de la hija del Rey por el ballet también se lo ha transmitido a su hija, quien practica esta disciplina desde hace años. Aunque Corella no participa en la formación de la pequeña, no ha dudado en darle algún consejo para que mejore su técnica.