Comunidad de Madrid

E Aguirre adiós

La Razón
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Está en su derecho, pero la vida pública española perdería una política extraordinaria. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, medita su retirada de la primera línea, según me cuenta mi amigo Rogelio, con buenos contactos en el entorno de esta «Agustina» madrileña, con aspecto exquisito, de seda, y mano de acero. Soy valenciano y, por tanto, no me toca votarla. Sólo he hablado con ella diez segundos –aprovecho para invitarla a una conversación más prolongada–. La conozco por sus obras, por sus declaraciones y, sobre todo, por sus hechos derivados de sus convicciones, ésas de las que tan faltos están nuestros políticos. Ahora, más que convicciones, hay encuestas y opiniones. Nadie podía pensar que, detrás de aquella aristócrata ministra, se encontraba una mujer de armas tomar, una mujer de Estado. Aquella persona que con tanta dignidad supo llevar a la prensa que trataba de caricaturizarla, encontró su dimensión cuando Aznar decidió apostar por ella para sustituir a Ruiz-Gallardón al frente de su Comunidad. Desde entonces, los madrileños la han arropado y apoyado. Ella demostró fidelidad a un ideario y firmeza para regir el destino de sus conciudadanos. Ha podido con todo y con todos: huelgas partidistas como las del Metro, pulsos de Gallardón ante Aznar (por la presidencia del PPM) y ante Rajoy (candidatura al Congreso). Hasta con los accidentes... ¡qué salida del helicóptero! Invitaba a dedicarle un ¡olé tus …! En fin, lamentaría su despedida, y más si viene provocada por causa ajena a su deseo. Nadie es imprescindible, pero en la grave coyuntura actual de España, agravada más allá de la economía, necesitamos políticos con valor, firmes y fiables. Como tú. Así es la vida.