Ibiza

Junior y su hijo siguen distanciados por Jesús MARIÑAS

Tres bodas seguidas dan para mucho, incluso aunque no haya funeral y el luto sólo quede para la resurrección londinense de Lady Di.

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En sólo dos semanas vivimos tres ceremonias bien dispares. La primera fue la de Chayo Mohedano, que ayer hizo rueda de prensa en la que se anunciaba como «la sucesora de Rocío Jurado». Lo que hay que oír. Sus temas no suenan en la radio y, sin embargo, la amplia discografía de su tía pasó a la historia. Lo extraño es que la chipionera parece sepultada en el olvido a pesar de lo que fue y representó: lo mismo cantó coplas –con temas de Quintero, León y Quiroga– que convirtió en hitos las baladas de Manolo Alejandro, como la popular «Se nos rompió el amor».
Por eso, lo de esta «sobrinísima» es un disparate elevado al cubo. Una exageración tan marcada como sus desmesurados gestos de «vedette» antigua. Su boda serrana en Yerbabuena fue un auténtico aquelarre indumentario, una especie de Carnaval, inadecuada y fuera de entorno. Quedó retratada, como la tierna Carmen Morales en su esperada boda ibicenca, donde no faltaron las broncas familiares. La armonía fue sólo de apariencia, pese a los esfuerzos reconciliadores del contrayente Luis Guerra, siempre ofreciéndoles la pipa de la paz. Me aseguran que era evidente el distanciamiento de Junior con su hijo Antonio, que no estaba dispuesto a componer un amañado cuadro para que se viese al clan feliz. Hasta la novia comentó que «no creo que haya fotos de todos juntos». Sabía lo que se cocía, pese a la beneficiosa intervención de su pareja. Vestida por Rosa Clará, destacó la sencillez. Le basta con una belleza deslumbrante realzada, eso sí, por un velo tul ilusión de tres metros, escote palabra de honor y cintura remarcada por una especie de cinturón y talle «vintage». Todo vaporoso, romántico y tradicional, como cabía esperar de gente tan bien educada por la Dúrcal. Era lo perfecto para no desentonar en Ibiza. Clará ya está oficializada en esto de acicalar a las novias y este fin de semana hará lo mismo en la boda de Katerina y Olfo Bosé. Me pregunto si tito Miguel irá con su niños recién alumbrados.
También fue lección magistral de cómo engalanarse para nupcias el deslumbrante enlace entre los ya duques de Cambridge, incluido el modelo «Piolín» de Isabel II. Genio y figura, me recuerda en personalidad a nuestra inigualable Duquesa de Alba, que va a los toros enmarcada en mantilla blanca con la majestuosidad de épocas mejores.