Copa del Rey

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Guerra por la sede de la final

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Guerra por la sede de la finallarazon

MADRID- Si hay algo que en este momento une al Athletic Club y al Barcelona es el deseo de conseguir la victoria en la final de la Copa del Rey. Pero la gran pregunta ahora no es quién ganará, si no dónde se va a disputar el partido. A priori, puede parecer un tema sencillo de resolver debido a la gran cantidad de estadios capacitados en nuestro país para acoger un acontecimiento de estas características. Sin embargo, la tarea de la Federación Española de Fútbol (RFEF) va a ser más complicada de lo que parece.

En un principio todo hace pensar que el escenario idóneo sería el Santiago Bernabéu por capacidad (85.454 espectadores) y una cercanía similar para ambos equipos. El problema es que desde hace tiempo están previstas unas obras en el estadio para esas fechas y son inaplazables.

Otra alternativa posible sería el Camp Nou, algo que no parece disgustar a los vascos. El estadio del Barcelona es el que más capacidad tiene (99.354 espectadores) y en Bilbao se pretende que cuantos más seguidores se trasladen a la final, mejor.
Curiosamente son los propios barcelonistas los más reacios a jugar en su propia casa debido a una posible relajación del equipo y, tal vez, por no sufrir en primera persona algo parecido al «centenariazo» del Real Madrid ante el Dépor.

Uno de los estadios más asequibles es el Vicente Calderón. Podría ser el lugar idóneo si no fuera por el hecho de que cuatro días antes de la gran final hay programado un multitudinario concierto de la banda británica Coldplay, que no dejará el césped en las mejores condiciones.

La RFEF se ha planteado disputar el encuentro en Mestalla por segundo año consecutivo. El presidente del club, Manuel Llorente, ya lo ha ofrecido, pero la opción no termina de convencer debido al escaso aforo para la demanda de entradas que se prevé que habrá y que la misma final ya se disputó allí en 2009.

La Cartuja de Sevilla, por capacidad (57.619 espectadores), es otro escenario a tener en cuenta. Pero puede que sea el único lugar en el que tanto bilbaínos como culés coincidan en oponerse. La razón: la distancia excesiva en ambos casos.