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Reuniones navideñas: cómo evitar la pelea familiar

La Navidad es la época del año en la que muchas familias vuelven a reunirse de nuevo tras mucho tiempo sin verse. Una especie de unión por la fuerza que propicia las discusiones entre miembros con personalidades muy diferentes.

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El 76,4% de los españoles coincide en que estas fiestas unen a las familias. Así consta en la encuesta realizada por el CIS sobre sentimientos y comportamientos en Navidad. Sin embargo, muchos especialistas coinciden en que esos lazos de unión provocan un aumento del número de peleas y discusiones.

Los eventos y reuniones implican que haya que desplazarse de una casa a otra, lo que supone horarios que cumplir y posibles atascos que agravan el estado de tensión y nerviosismo, por ello es mejor ser previsor y salir con tiempo para poder evitar posibles contratiempos.
Uno de los motivos de enfrentamiento más común surge al decidir el lugar para celebrar las fiestas. O bien todos están dispuestos a celebrarla en su casa, o alguien se queja porque siempre le toca organizar todo.

En el caso de las parejas el problema llega cuando hay que decidir en qué casa se realizará la comida: en la de los padres de él o en la de los de ella. Al respecto, el psiquiatra José Cabrera considera que, «una buena forma de evitar estas riñas entre la pareja se basa en establecer un sistema rotatorio o de azar en el que los dos tengan las mismas posibilidades de cenar con una u otra familia». Algo en lo que coincide Luis de Rivera, catedrático de Psiquiatría y reciente autor del libro «Síndromes de estrés», quien añade que «en los casos en los que las familias de la pareja vivan en diferentes provincias lo mejor es pasar un año con los familiares de ella y otro con los de él».

Cuando la familia vuelve a juntarse al completo es común que afloren las discusiones entre algunos de sus miembros. Dentro del núcleo familiar hay personas que generan mayor simpatía y otras que no caen tan bien. Además, volver a unirse con gente a la que no se veía desde hace mucho y con la que se ha tenido riñas en algún momento, puede tensar aún más la situación. Rivera afirma que «la Navidad es una época en la que se impone una especie de unión familiar y eso sólo puede traer consecuencias negativas. En la actualidad la gente tiende a ser más individualista que antes y no estamos acostumbrados a estas reuniones tan grandes. Al contrario de lo que ocurre con el grupo de amigos, aquí no elegimos a quienes queremos que compongan nuestra familia. Por eso es muy probable que entre los que se reúnen alrededor de la mesa haya alguien que no encaje con nuestra personalidad». Por ello, Una buena forma de evitar discusiones innecesarias consiste en no hablar durante la comida de nada que tenga que ver con asuntos personales ni relacionados con la política».

El alcohol, que está presente en la mayoría de celebraciones navideñas, es a menudo la causa de más de un disgusto. «Esta sustancia es la menos recomendada en las comidas familiares; de hecho un tercio de las discusiones que tienen lugar en Navidad es propiciada por el alcohol.

El motivo es que reaviva nuestra sensibilidad y deshinibe por completo a quien lo toma, de tal forma que en lugar de controlarnos ante algo que nos haya podido sentar mal, contestamos de forma rotunda con lo primero que se nos pasa por la cabeza sin medir las consecuencias», opinan los expertos consultados.

A pesar de ser unas fiestas en las que prima la unión, hay mucha gente que por un motivo u otro no tiene una familia con la que reunirse. De Rivera aconseja que lo mejor en estos casos es «tomarse estas fechas como una etapa en la que hay que cuidarse de uno mismo, darnos cariño y no dejarnos llevar por la imposición de que hay que reunirse por obligación. Aunque si es una persona muy débil a la que le afectan con intensidad las cosas lo mejor que puede hacer es intentar juntarse a un grupo de amigos que le acoja en su casa».