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Esta temporada también blanca (2-1)

El Atlético defiende mal, regala el balón y el 0-1 a los 11 minutos (Benzema). El 0-2, de Özil, y el 1-2, del «Kun» 

Marcelo y "Kun"Aguero discuten durante el partido
Marcelo y "Kun"Aguero discuten durante el partidolarazon

El mejor del partido fue Casillas y el Madrid volvió a ganar en el Calderón, lo normal. Esta temporada, también. Puede gritarlo la afición madridista; la rojiblanca, no, o sea, lo habitual: esta temporada, tampoco. El Atlético jugó como siempre, con posibilidades, y perdió como es tradicional, porque falla, sobre todo atrás, más que una escopeta de feria. Quique repitió una alineación 57 partidos después –la que ganó al Villarreal– y perdió 1-2 –en el 86 el «Kun» batió a Casillas–. «Mou» ganó con el «trivote, pero sufrió.

Un equipo que defiende mal e incapaz de cuidar el balón, porque lo rifa, tiene todas las papeletas para perder. En un mundo en que los milagros, cuando los hay, llevan el sello del más fuerte, cada encuentro del Atlético, tal y como está concebido, con el Madrid sólo puede ofrecer derrota o empate. El gol de Benzema a los 11 minutos, después de tres intentos madridistas y otros tantos despistes rojiblancos, lo certifica.

Mourinho apostó por el «trivote» Lass, Alonso, Khedira, «arriesgó» con la alineación de Cristiano Ronaldo y se apoderó del partido. Precisamente Khedira facilitó el pase a Benzema entre los dos centrales, tras otra pérdida inexplicable del Atlético. El gol, en lugar de encoger, soltó al equipo de Quique, ahora más concentrado y más fiable. Entre el minuto 14 y el 30 Agüero se empeñó en dar un recital y Casillas, espléndido, le arrebató el papel estelar.

Media docena de ocasiones claras de peligro generó el Atleti, espoleado por su público, convencido aún de que, pese al marcador en contra, podía dar la vuelta al resultado y terminar con 11 años de frustraciones (no gana al Madrid en el Calderón desde el 12 de junio de 1999). Pero la falta de puntería de los delanteros y el acierto pleno de Casillas dieron paso al segundo tanto visitante. El Madrid se presentaba ante De Gea en dos zancadas y el Atlético para acercarse a Casillas tenía que subir el Tourmalet con un triciclo.

El segundo tanto nació en una jugada de Marcelo, que centró, después de que Ujfalusi hiciera penalti a Cristiano, y empalmó Özil desde la frontal. El segundo mazazo pilló al Atlético tan desprevenido como el primero; pero volvió a rehacerse porque está tan acostumbrado a regalar goles que combate el maldito estigma con sinigual entereza.

Pero no acierta. Volcado sobre la portería madridista, el equipo de Quique transmitía sensación de poderío, fruto de la constancia; pero cada vez que arrancaban los jugadores de Mourinho desde atrás, el pánico cundía en el estadio. El centro del campo rojiblanco defiende mal, se coordina peor y su defensa es un colador, un manojo de nervios. Sólo las apariciones de Reyes, el baluarte y la imaginación, la clase detrás de los dos delanteros, y la peligrosidad del «Kun» en cada acción animaban a una afición castigada por años de derrotas desesperantes; algunas, inexplicables, las menos, y todas, una desilusión que tiene visos de ser eterna.

Cuando el Madrid flojea, cuando Alonso es superado y Khedira y Lass no le sostienen y sus defensas se ven en apuros, surge la figura de Casillas, aplomo y seguridad. Cuando el Atlético se disipa, cuando se va del partido, De Gea está vendido. Y si Elías, vaya día, Tiago y Mario reciben balones y devuelven sandías (Dirceu «dixit»), el empate, no ya la victoria, es un muro imposible de escalar. Entonces hay que buscar soluciones, y la alternativa de Quique fue la entrada de Koke por «Elías vaya día». Fue tras el descanso; el Madrid reculó y pareció que la empresa iba a ser factible. Tuvo Agüero en sus botas acortar distancias, pero un partido más fue incapaz de ganar un mano a mano a Casillas. Iker le ha tomado la medida y no le da ni agua.

En el minuto 63, por fin, Lass vio la tarjeta amarilla por la enésima entrada antirreglamentaria. El «Kun» vio una por la falta que le hizo Carvalho. No se tiró. Sin embargo, cualquier justificación a la derrota atlética es pueril. El Madrid no precisa de una entrega agónica ni de alardes para demostrar que es mejor que el vecino. Le basta con cuatro detalles y con la evidente superioridad individual de su plantilla. Llega donde el Atlético se atasca. Y eso que Mourinho da facilidades, arriesga con Ronaldo, salvo que mienta, y le releva cuando cojea. Entró antes Adebayor, por Benzema, que Di María por Cristiano.

Mourinho apremió a «CR7» para que saliera del campo, iba andando, el público le regañó y se enfrentó a la grada, que le dedicó los cánticos habituales... Luego se desesperó en el banquillo, más tras el gol de Agüero, casi al final. El Atlético no se rinde; el Madrid vence. Es la costumbre.


Xabi Alonso consiguió ver la quinta
Le costó trabajo, pero lo consiguió. En el minuto 88, después de reiteradas faltas sobre Agüero, Xabi Alonso vio la amarilla. No estará contra el Sporting. Mourinho dice que no la provocó, pero que le viene bien porque llegará cansado de los dos encuentros con la Selección.



FICHA TECNICA.

--RESULTADO: ATLETICO DE MADRID, 1 - REAL MADRID, 2 (0-2, al descanso).
--EQUIPOS:
ATLETICO: De Gea; Ujfalusi, Godín, Domínguez, Filipe; Tiago (Juanfran, min.89), Mario Suárez, Reyes, Elias (Koke min. 46); Forlán (Diego Costa, min.78), Ag~ero.
REAL MADRID: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira, Lass (Arbeloa, min.81), zil; Cristiano Ronaldo (Di María, min.72), Benzema (Adebayor, min.70).

--GOLES.

0-1 min.10, Benzema.
0-2 min.32, zil.
1-2, min. 86 Ag~ero.

--ARBITRO:
Teixeira Vitienes (Col.Cántabro). Amonestó a Ag~ero (min. 34), Ujfalusi (min.36) por parte del Atlético y a Marcelo (min.76) y Xabi Alonso (min.88) por parte del Real Madrid.
--ESTADIO: Vicente Calderón. 54.800 Espectadores.