Tiene cuatro meses y medio y ya pesa dos kilos y medio. Su dueña Judith está impresionada con el tamaño que tiene. «Nos dijeron que era una raza que crecía mucho, pero no nos imaginabamos que tanto» asegura. Lince es muy mimoso y juguetón. Y también muy cariñoso con todos, especialmente con los niños. Pero lo más característico de este gato es su forma de ser, muy similar a la de un perro, asegura su dueña. «Suele seguirnos a todos lados como un perro guardián. Y cuando nos vamos de casa se pone a maullar en la puerta para que no nos vayamos». Lince también es muy revoltoso y activo. Despierta todas las mañanas a sus dueños subiendose a la cama. «Y hasta que no nos levantamos, no se baja». También es muy comilón. «Si te descuidas te roba la comida. Y da igual lo que estés comiendo». Judith cuenta que Lince al llegar a su casa no paraba de subirse a todos lados. Luego se calmó un poco. «Aunque ahora ha aprendido a subirse a la encimera y a los estantes que están en la cocina, y ya no podemos dejar ningún trozo de comida fuera de la nevera porque se lo zampa en un visto y no visto».