Miami

Cuestión de sensibilidad

La Razón
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A veces todo se estropea –o se arregla–, con un poco de sensibilidad. Para alguien como Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, es fácil sentir simpatía por quienes sufren la losa de la dictadura y solidarizarse con quienes han pasado por las cárceles de la tiranía. Así, su Comunidad acoge lealmente a las víctimas del castrismo y las apoya cuando el Gobierno central deja de hacerlo. Lo recordaba estos días un exiliado cubano desde Florida, donde se refugió tras buscar en vano una nueva vida en España. Lo contaba en la Prensa de Miami y, a modo de aviso, explicaba su particular vía crucis a modo de advertencia a los nuevos expulsados de su país. No ignora el exilio cubano que, al contrario de lo que ocurre con Aguirre, cuando la izquierda se enfrenta a estos refugiados, lo hace desde cierta falta de sensibilidad. Debe resultar complicado olvidar décadas de totémica admiración por el régimen que machacó a quienes ahora deben ayudar.