Lisboa

París advierte a Al Qaida de que no cederá a chantajes

«Francia no puede aceptar que nadie desde el exterior dicte su política». Esta aseveración fue ayer la breve y contundente respuesta de la recién nombrada ministra de Exteriores gala, Michèle Alliot-Marie, a la última bravuconada de Al Qaida.

Al Qaida difundió imágenes de los rehenes franceses, trabajadores de la empresa nuclear Areva, en el mes de septiembre
Al Qaida difundió imágenes de los rehenes franceses, trabajadores de la empresa nuclear Areva, en el mes de septiembrelarazon

En un mensaje emitido el jueves por la cadena Al Jazira, el responsable de la organización terrorista en el Magreb Islámico (AQMI), Abdelmalek Droukdel, cuyo grupo mantiene secuestrados desde septiembre a cinco ciudadanos franceses, reclama de nuevo a París que retire sus tropas de Afganistán, donde tiene destacados a 3.800 hombres. Se trata de la principal exigencia de los terroristas a cambio de mantener «sanos y salvos» a los rehenes galos. Sin embargo, toda negociación para una eventual liberación «habrá de ser establecida con nadie más que nuestro jefe, Ben Laden, y según sus condiciones», explica el líder de AQMI en la grabación que ayer trataban de autentificar las autoridades. Es la primera vez que el brazo magrebí de Al Qaida, responsable de numerosos secuestros en la zona del Sahel, remite al máximo dirigente. Una novedad, este de acto de sumisión a la jerarquía, que ha causado cierta perplejidad entre los expertos antiterroristas. Estos habían interpretado las últimas amenazas de Ben Laden, hace un mes, contra la seguridad de Francia, como un gesto de confianza hacia su filial AQMI, que recibía así «carta blanca».

Tampoco es mero azar que la difusión del mensaje coincida con la cumbre de la OTAN en Lisboa, en la que los aliados han de decidir una nueva estrategia para Afganistán, que incluye la retirada gradual de las tropas. La diplomacia francesa, que no quiso precisar si había iniciado algún contacto con los captores, se limitó a recordar su «plena movilización» para liberar a los cinco compatriotas, trabajadores de la empresa nuclear Areva, que podrían estar retenidos en una zona de colinas desérticas en el noreste de Mali, junto a la frontera argelina. Desde la ejecución el pasado mes de julio del cooperante francés Michel Germaneau, a manos de este mismo grupo terrorista, la prudencia y el recelo impera en el Gobierno francés. Este martes el presidente Nicolas Sarkozy reconocía estar «especialmente preocupado», aunque aseguró que no cambiará «ni un centímetro» su política, pese a las amenazas.