Murcia

«Nadie tiene derecho a adoptar es el niño el que tiene derecho a ser adoptado»

Relata en un libro el proceso judicial que concluyó con su inhabilitación durante 10 años

«Nadie tiene derecho a adoptar es el niño el que tiene derecho a ser adoptado»
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MURCIA- Fernando Ferrín Calamita presentó ayer en el Casino de Murcia su libro «Yo, víctima de la Cristofobia. El calvario de un juez católico por cumplir la ley en España», ¿qué relata en él?
-Narro todo el proceso judicial seguido contra mí prácticamente desde julio de 2007 hasta finalmente la demanda del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En España se terminó con una condena del Tribunal Supremo por delito de prevaricación, a diez años de inhabilitación especial, entre otras cosas. Detallo todo lo que ocurrió entre bastidores. Todas las irregularidades que he calificado, incluso, de delito. He presentado varias querellas, todas ellas archivadas. Yo consideré delito que me exijan dinero, que me vaya de Murcia para tapar el caso y archivarlo. Lo que cuento es la verdad de lo ocurrido, para que la gente, sobre todo en Murcia, sepa mi versión.

-¿Qué le ha enseñado todo esto?
-Yo creía en la justicia y después de todo lo ocurrido te hace perder la confianza en el sistema. En definitiva, ahora estoy como abogado ejerciendo, desde otra perspectiva.

-Usted fue inhabilitado por un delito de prevaricación judicial, por impedir la aplicación de la ley de adopción a dos mujeres casadas...
-Sí, el motivo de la inhabilitación fue prevaricación, dictamen sobre fines injustos a sabiendas. Yo no sé que resolución es injusta, nombrar un perito, dirigirle unas preguntas, porque no me contesta a lo que yo quería saber, que era la repercusión que podía tener en Candela, la niña de un año, la adopción por parte de dos mujeres. Les dirijo una serie de preguntas y no me contestan por razones ideológicas. Harto de presiones y llamadas prescindo del informe, intento plantear una cuestión de inconstitucionalidad sobre la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque la decisión del Tribunal Constitucional era fundamental. Una cosa es que dos personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio, algo que hoy por hoy está permitido, salvo que se pronuncie el Tribunal Constitucional, que lleva siete años pendiente de hacerlo, y otra es que esas dos personas, casadas civilmente tengan derecho a adoptar. Nadie tiene derecho a adoptar, sea homosexual o heterosexual, es el niño el que tiene derecho a ser adoptado. Todo está subordinado al interés del niño. El gabinete psicosocial del juzgado, en los diez años que estuve al frente del mismo, siempre me decía que era esencial para el crecimiento armónico de un menor, tanto la figura paterna como la materna. Yo les pregunté qué repercusión podía tener en Candela el tener dos mamás, en lugar de la figura paterna. No me quisieron responder, escurrieron el bulto por motivos ideológicos. Se entrevistaron con las dos, me dijeron que eran muy felices, que estaban muy compenetradas y no me contestaron al núcleo de la cuestión. Planteé la cuestión de inconstitucionalidad y apareció Mazón quien me recusó por ser católico. Presentó la querella contra mí y se me apartó del caso.

-Anteriormente, ¿se había planteado algún caso similar en España?
-No, mi caso fue novedoso, además de único e irrepetible. En 2007 hubo un reforma legal según la cual, si ahora, de las dos mujeres una de ellas se insemina artificialmente y tiene un niño, la otra no hace falta que vaya al juzgado de familia a pedir la adopción. Acude al registro civil y se inscribe como progenitora B de ese niño. Ya no es necesario solicitar la adopción.

-¿Qué opinión le merece la regularización de esta situación?
-Como ciudadano particular soy contrario al divorcio, al aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la adopción por parejas homosexuales. Otra cosa es como juez. Yo he dictado miles de sentencias de divorcio.

-Como ciudadano, si tuviese que elegir entre que un menor pase toda su infancia en un centro de acogida sin progenitores o sea adoptado por una pareja homosexual, ¿qué preferiría?
-Es una situación extrema. Si los peritos me dicen que la estancia con dos personas del mismo sexo le perjudica en el desarrollo de su personalidad, optaría por un centro de menores. Un niño tiene derecho a un padre y una madre, por lo que optaría por un centro de acogida, como algo transitorio hasta que pase a una familia.

-¿Qué opina de los que le tildan de homófobo?
-Yo no soy homófobo, además, si me tildan de católico no puedo ser homófobo. Un católico no puede odiar a nadie. Homófobo y católico son cosas antitéticas. Las personas homosexuales me merecen todo el respeto, pero en el momento en el que entran en conflicto los derechos e intereses de una pareja de homosexuales con los de un niño prevalecen los del niño. En este caso hicieron prevalecer los derechos de Vanesa y Susana sobre los de Candela, la niña.

-Actualmente como abogado asesor, ¿rechaza casos de este tipo?, ¿ha visto mermada su clientela?
-Ahora como abogado no llevo temas de divorcio. En cuanto a clientela por ahora tengo poca. Supongo que estaré estigmatizado por la condena al peor delito que puede cometer un juez.


El perfil
Fernando Ferrín Calamita nació en Zamora en 1957. Reside en Murcia desde 1996. Está casado y tiene siete hijos. En 1998 fue nombrado juez de Primera Instancia (Familia) de Murcia, cargo que ejerció hasta 2008 que fue inhabilitado como juez durante 10 años por el Tribunal Supremo.