Historia

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Blanca y Borja Thyssen veranean «de prestado» por Jesús Mariñas

 
 larazon

Casi es tiempo de almoneda estival. Muchos ya están agotados en plena temporada. Es el caso de una Paris Hilton como en oferta o en plena liquidación, del impacto que tuvo. En Ibiza ya no saben qué hacer con la rubia de sonrisa bobalicona y gesto de sorpresa permanente, como aquel tic tan característico de Marilyn Monroe. Paris se ha convertido en perejil de todas las salsas formando un tándem con su hermana Nicky. Y si acaso pasó desapercibida en ese carnaval estival que Carlos Martorell monta con un gancho único, no tiene límites en sus apariciones siempre retribuidas. Lo mismo paseó para inaugurar una boutique en Platja d'en Bossa, que apadrina una barca, que se deja ver por Las Dalias en plan «hippy» cinco estrellas o paseando con aire sorprendido por las atestadas terrazas de Dalt Vila.

Lo de Martorell fue en Pachá, aprovechando la nostalgia de los 70 desconocidos para la mayoría de la concurrencia, con las pocas excepciones del siempre afable Ángel Nieto y Montse Ribas, que fue «maniquí psicodélica» en aquel Bocaccio barcelonés de Oriol Regàs. Entonces Oriol era el más singular y creativo del clan familiar, por encima de la casi extinguida Rosa, que todavía provoca escalofríos cuando se recuerda su paso como directora de la Biblioteca Nacional.

Montse Riba fue el precedente picassiano de Rossy de Palma y Jacqueline de Ribes de Nati Abascal. La otra noche la vi tan renacida como a Cayetana de Alba, firme, personalísima y derecha tras males que casi la habían postrado en una silla. Mientras, unos recurrieron al eficaz Vicente como especie de Cornejo revestidor –igual que el marido de Caritina Goyanes o un Borja Thyssen que confundió las fechas–. El hijo de Tita iba bajo un azulón multirayado que contrastaba con esa complicada Blanca que mantiene una sonrisa a lo pantojil de «dientes, dientes». Compartió espacio con la estupenda Alex Prat y José Antonio Alcaraz, a punto de tener el tercer hijo. La siempre optimista Arancha Sánchez-Vicario sigue impartiendo magisterio humano. También está «a punto», como Monserrat Martí Caballé en su Parnaso barcelonés. Borja recibe más que aporta resplandor y me aseguran que vive «de prestado» por la generosidad de Rossana, madrina de Eric, esposa de un sobrino de Matutes: les ha cedido su apartamento inmediato al Hotel Corso, aunque en su caso no es por la crisis sino ante un despilfarro desatinado y sin cabeza. Y no será porque no sea grande y visible la del heredero de la gimiente baronesa.