Barcelona

Análisis: Zapatero ralentiza la movilización socialista

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El pinchazo en León fue un síntoma y las sillas vacías en el resto de ciudades, la constatación de que Zapatero ya no es lo que era ni en su tierra. El hacedor del milagro socialista, el hombre que más ha dado al PSOE en menos tiempo, el repartidor de derechos... es hoy un obstáculo para la movilización del electorado progresista. Dicho de otro modo: si el PSOE tuviera hoy un liderazgo claro, un referente nacional hacia quien mirar en estas municipales autonómicas que se libran en clave de primarias, el despertar que el Comité Electoral ha detectado en la primera semana de campaña hubiera sido más intenso y más rápido. Ni el electorado se moviliza de una ciudad a otra para escuchar a Zapatero ni él se ha metido de lleno en la arena electoral. No ha encontrado el registro de ediciones anteriores y anda de pabellón en pabellón con un discurso un tanto desperdigado, admiten desde el Comité Electoral, donde reconocen que el presidente del Gobierno ha venido a ralentizar, en buena medida, el despertar de los indecisos que el PSOE ha percibido desde que comenzó esta campaña.

Aún así, si se cumplen los pronósticos más optimistas de los estrategas de la calle Ferraz, el 22 de mayo no habrá un resultado muy distinto al de 2007. Esto es el PP ganaría las elecciones municipales por no más de un punto o punto y medio. Ni barridas de unos ni descalabros de otros. De momento, la campaña diseñada por los socialistas evoluciona según lo previsto y, como dijo Zapatero en la Ejecutiva del pasado lunes, este fin de semana se ha producido un punto de inflexión que empezó ayer con la movilización en Valencia de 15.000 personas y seguirá hoy con otras tantas en Zaragoza. El electorado socialista está pasando, según José Blanco, número dos del PSOE y coordinador de la campaña, de la resignación a la reactivación, de la indecisión a la participación. De hecho, las encuestas le dicen que, gracias a ese movimiento, José María Barreda ganaría en Castilla-La Mancha por un escaño a la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, mientras que Guillermo Fernández Vara mantendría Extremadura, Jordi Hereu perdería la alcaldía de Barcelona y Sevilla todavía estaría en duda.

El resultado sería, en todo caso, mucho mejor que el que hasta ahora han pronosticado las encuestas. Y es que, según Blanco, más allá de la movilización de la militancia para los actos grandes donde realmente se está viendo el despertar del electorado del PSOE es en los actos de los pueblos. Es ahí, y no en los mítines donde hay que movilizar a la militancia de una ciudad a otra donde realmente se percibe el compromiso y la entrega. El PSOE distingue mucho por eso entre cómo reaccionan los socialistas en las zonas urbanas de cómo lo están haciendo en las rurales. Ante situaciones complicadas como la que ahora atraviesa el socialismo y el Gobierno, la militancia se concentra en sus pueblos y es difícil movilizarla para actos fuera de ellos. 

Por eso la campaña ha sido diseñada en clave muy territorial y con un fuerte componente ideológico para movilizar al electorado tradicional en la creencia de que una parte de sus potenciales votantes están desanimados y no han decidido todavía si acudirán a las urnas o no. A falta de seis días para que concluya la campaña, el PSOE cree haber cumplido parte de sus objetivos y que mucha gente desanimada finalmente acudirá a votar. A los desmotivados han ido dirigidas estos días las críticas a la radicalización del PP, las llamadas al voto del miedo y el dibujo de la «derecha más a la derecha de toda Europa». Por esa senda seguirán los próximos cinco días, además de por la de la defensa de los servicios públicos y la protección social. Creen que ha dado resultado. El 22-M se sabrá.