Barcelona

La Dieta Mediterránea 9000 años de edad y más vigente que nunca

Hay quien dice que sólo las cosas buenas perduran en el tiempo, y quizá por ello la Dieta Mediterránea, que aspira a convertirse en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sigue más vigente que nunca 9.000 años después de originarse, y los científicos le atribuyen cada vez más bondades.

Frutas, verduras, hortalizas, legumbres, aceite de oliva como grasa esencial, pescado y un consumo moderado de carnes y lácteos son los pilares de la alimentación mediterránea, y España, Grecia, Italia y el norte de Marruecos las zonas geográficas que tienen su "custodia compartida".

Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han reconocido la Dieta Mediterránea como un modelo alimentario de calidad, saludable y sostenible.

Este reconocimiento se materializó en Barcelona en 1996 en el I Congreso Internacional sobre Dieta Mediterránea, del que surgió la Declaración sobre los beneficios de esta práctica alimentaria.

Según la "Declaración de Barcelona", la Dieta Mediterránea, además de ser beneficiosa para la salud, "preserva los hábitos alimentarios y los usos agrícolas tradicionales"y posee "cualidades históricas y culturales que deben ser protegidas con la misma intensidad que se cuidan otros símbolos culturales".

Pero la Dieta Mediterránea no es sólo una forma de alimentarse: "Es salud, es cultura, es arte, relaciones sociales y una de las máximas expresiones del saber y del conocimiento humano", afirma a Efe el presidente de la Real Academia de Gastronomía Española, Rafael Ansón.

Más allá, el arqueólogo y doctor de la Universidad de Córdoba Desiderio Vaquerizo consideraba recientemente que productos como los cereales, el vino o el aceite de oliva fueron claves en el desarrollo de al vida de las civilizaciones grecorromanas o etruscas en infinidad de campos, entre ellos la economía y las relaciones sociales.

Por eso, la posible designación de la Dieta Mediterránea como Patrimonio de la Humanidad, cuya candidatura se debate desde hoy y hasta el próximo día 19 en Nairobi, "está plenamente justificada, pues es una forma de expresión cultural de los pueblos del Mediterráneo, que han creado la cultura más importante de la Historia", sostiene Ansón.

Y es que, nada más mediterráneo que utilizar la comida como excusa para reunirse distendidamente en torno una mesa repleta de tapas españolas o griegos "mezedes", y cultivar la conversación con familia y amigos.

Los beneficios que una alimentación basada en la Dieta Mediterránea aporta a la salud son muchos, y cada día aparecen nuevos estudios que le arrogan más y mejores "poderes"a este modelo.

Ahí van unos cuantos: disminuye el riesgo de padecer enfermedades coronarias, cáncer, obesidad, diabetes, previene la aparición del mal de Alzheimer y también disminuye las probabilidades de sufrir una depresión.

Lógicamente, todos estos probados beneficios han hecho que más allá de las modas, la Dieta Mediterránea gane cada día más adeptos en todo el mundo, de Estados Unidos a los países nórdicos.

La mala noticia es que precisamente en las zonas de origen de esta dieta es donde la población se está alejando de ella, haciendo cierto el refrán de que "en casa del herrero, cuchillo de palo".

Según un estudio de la FAO que data de hace dos años, los países mediterráneos han comenzado a darle la espalda a su dieta característica en favor de más grasas y carnes en el menú, lo que está disparando los problemas de sobrepeso y obesidad.

Quizá el reconocimiento de la UNESCO al que aspira la Dieta Mediterránea sea un aliciente más para que estas poblaciones retornen a sus saludables costumbres culinarias, porque razones de peso no faltan.