Francfort

Nuevo BCE por José María Aznar Botella

La Razón
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Mario Draghi todavía no había tomado posesión de su despacho y ya había bajado los tipos de interés. Al margen de lo acertado o no de la medida, que a mí me lo parece dada la coyuntura económica, lo verdaderamente relevante es si estamos al principio o no de una nueva etapa en el Banco Central Europeo.

El BCE se encuentra en posición imposible, su mandato es el de controlar la inflación, y para ello no puede implementar las políticas monetarias expansivas que demandan los países sumidos en deuda y necesitados de un euro débil. Sólo ahora que resulta obvia una desaceleración económica en el conjunto de la zona euro, el BCE ha dado un giro en su política. El mercado le pide una expansión de su balance a la americana, y aunque Draghi de momento ha dado largas, la lectura del comportamiento del mercado es que un nuevo Bernanke ha llegado a Fráncfort.
Sólo así se explica el comportamiento de los activos de riesgo y del euro, en una semana en que la moneda única ha estado a punto de saltar por los aires. Mi lectura del exuberante rally de este otoño es que éste se ha producido no por la ampliación del Fondo Europeo, sino porque ha vuelto el miedo a la inflación.

La decisión de los Bancos Centrales a monetizar la deuda existente imprimiendo tanto como sea necesario fuerza al ahorro a buscar protección contra la inflación, lo que explica las subidas de bolsas y materias primas, así como la caída de la deuda pública. Queda mucha tela que cortar, pero en mi opinión la ine-fectividad de la expansión monetaria para atajar el desempleo y la efectividad para elevar el precio de algunos activos motiva paradójicamente la perpetuidad de estas políticas y la inevitabilidad de una eventual llegada de la inflación.