Caso Malaya

La defensa de Murray despliega la artillería

... pero su primer testigo admite su actitud negligente 

Conrad Murray, en el juicio por la muerte de Jackson, junto a sus abogados
Conrad Murray, en el juicio por la muerte de Jackson, junto a sus abogadoslarazon

Hace más de un mes que arrancó el juicio por la muerte de Michael Jackson y el veredicto parece ser lo que menos importa mientras los testigos siguen revelando informaciones grotescas sobre los últimos días del «rey del pop». A pesar de que la Fiscalía lleva semanas saboteando la frágil coartada de Conrad Murray (cuya única vía de salvación sigue siendo sostener que fue el propio Jackson quien se administró la dosis letal de sedante), ayer fue el turno de la defensa del médico, que al fin pudo poner sus cartas en juego con la presentación de sus testigos. Los primeros en entrar en escena fueron el doctor Allan Metzger y la enfermera Cherilyn Lee, cuyos testimonios dieron un giro a la estrategia del abogado defensor, Ed Chernoff, que sigue sosteniendo que la «presión» derivada de los compromisos profesionales de Jackson fue el factor desencadenante del triste final del «rey del pop».

30 millones de sanción
Durante su exposición, el letrado aseguró que si hubiesen sido cancelados los conciertos, Jackson habría contraído una deuda con la promotora AEG Live por un valor cercano a los 40 millones de dólares (casi 30 millones de euros). «Esta prueba apoya directamente la teoría de la defensa del caso –que Jackson se auto-administró propofol– debido a la enorme presión y la tensión que tenía sobre sus hombros por el acuerdo», comentó el abogado de Murray. Sin embargo, el juez Michael Pastor desestimó ayer esta prueba al asegurar que este testimonio sobre el contrato podría confundir a los miembros del jurado.

A pesar de todo, el estado anímico de Jackson sigue siendo la mejor baza con la que juega la defensa de Murray, y para dar fe del difícil momento personal que atravesaba el artista en 2009 y presentarlo como un hombre que padecía una adicción descontrolada, llamaron al estrado a Allan Metzger, quien durante años fue el médico principal de Jackson. Metzeger aseguró que el cantante «estaba emocionado». «Me contó algunas cosas creativas que estaba pensando. Me habló de su entusiasmo y también de su temor acerca de la gira», explió el doctor. Pero, si bien sus declaraciones reflejaron la angustia por la que atravesaba días antes de su muerte, también acabó apoyando los argumentos de la Fiscalía al asegurar que él se negó a administrar el anestésico Propofol al cantante fuera de un hospital. Algo que Murray no dudó en hacer.

 

Un as en la manga
La defensa tiene su propia estrella entre los testigos que llamará a declarar. Si la Fiscalía citó al anestesista Steven Shafer (en la imagen) para, literalmente, burlarse de la idea de que Jackson pudiese administrarse él mismo el sedante, ahora la defensa prepara el contraataque con el médico Paul White, experto en anestesiología y principal detractor de su colega Shafer. De hecho, tachó de «lamentable» la intervención de Shafer en el juicio cuando aseguró que nadie «se despierta de la anestesia con capacidad para darse una inyección». White se mostró dispuesto a rebatir sus comentarios.