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Madrid-Barça viernes

La Razón
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El gran clásico se jugará en lunes, decisión que no gusta a barcelonistas y madridistas. Desde el Bernabéu ya dijo hace unos días Valdano que era poco menos que una indignidad que acontecimiento tan trascendental se celebrara en lunes. Esta semana hemos visto el Sevilla-Valencia, clubes dignos. No tiene la misma repercusión, pero también está relacionado.

La fecha no está fijada por trágala televisivo exclusivamente. La cuestión radica en las elecciones al Parlament el domingo 28. El clásico requiere todas las precauciones y el domingo las fuerzas del orden estarán dedicadas a las elecciones.

Madrid y Barça se llevan el santo y la limosna en el contrato televisivo y es lógico que tengan que aceptar jornada tan inadecuada porque quienes poseen los derechos han decidido, con el pláceme de la Liga de Fútbol Profesional, día tan infrecuente.

Hay dos antecedentes de partidos jugados en lunes, pero el más problemático fue con motivo del 1 de mayo del 76 en que se trasladó el Madrid-Barça al viernes 30 de abril, cuando existía prohibición federativa para jugar en tal día. Pero el gobierno de Arias Navarro quiso entorpecer la manifestación obrera. No había a mano corrida de El Cordobés ni los mil goles de Pelé. El Madrid, Saporta, y Adolfo Suárez, ministro Secretario General del Movimiento del que dependía el deporte, pactaron que el Estado compensara si había mengua de espectadores. Fueron 14 millones los que pagó Suárez, quien había pasado a presidente. Ahora, políticamente hay diferencia y los dineros están pactados de antemano.