Irak

El «affaire» Petraeus pone en el punto de mira al FBI

Los agentes federales conocían «la relación extramatrimonial» del general desde julio. Los congresistas exigen saber por qué se esperó a las elecciones para destapar el caso

Los Kelley (Scott y Jill) escoltados por los Petraeus (el ex director de la CIA y Holly) en una imagen del 31 de enero de 2010 durante una fiesta en la mansión de la familia Kelley con motivo del «desfile de Gasparilla»
Los Kelley (Scott y Jill) escoltados por los Petraeus (el ex director de la CIA y Holly) en una imagen del 31 de enero de 2010 durante una fiesta en la mansión de la familia Kelley con motivo del «desfile de Gasparilla»larazon

Todo empezó con Jill Kelley, la mujer a la que Paula Broadwell, la amante de David Petraeus, amenazaba a través de emails. En julio, Kelley avisó a un amigo suyo del FBI de Florida de la media docena de correos anónimos en su bandeja de entrada y este agente comenzó la investigación por si se trataba de un crimen cibernético. No fue tarea fácil porque los emails se enviaban desde una cuenta falsa, por lo que se utilizaron técnicas forenses para descubrir qué otros correos se usaban desde el mismo ordenador. De esa pista salió la cuenta personal de Paula Broadwell y, como principal sospechosa que era, el FBI tuvo acceso a su correo electrónico. Una vez «dentro», los agentes federales tuvieron acceso a toda su correspondencia, incluida la más íntima, entre la que encontraron apasionados emails entre ella y Petraeus.

Sorprende mucho que el FBI se tomara todas estas molestias por unos cuantos emails del tipo: «Sé lo que estás haciendo». Los correos de acoso a Kelley carecían de amenazas violentas. «Apuesto a que la mayoría de esos casos se archiva y se olvida», explica el analista político Kevin Drum en «Mother Jones». «¿Por qué no lo hicieron esta vez?», añade. Y sobre todo, lo que se pregunta Drum es quién dio la autorización para obtener vía libre a la cuenta de email de Broadwell. Es decir, no sólo el agente federal amigo de la amenazada Kelley estaba al tanto del «affaire» desde julio, sino que también algún alto mando del FBI sabía que alguien tan importante como el director de la CIA saldría a relucir de este «triángulo amoroso». Las fechas, además, coinciden con la versión que dio quien fuera portavoz de Petraeus durante su etapa como general del Ejército estadounidense en Irak. El retirado coronel Steven Boylan aseguró a Reuters que la relación extramatrimonial de Petraeus con su biógrafa empezó cuando se retiró del Ejército, una vez al frente de la CIA, aunque «ha sido un enorme error». El «affaire» «terminó de mutuo acuerdo hace cuatro meses», indicó Boylan, quien defendía que «nunca dio a Broadwell información clasificada, ni recibió nada de él en este sentido».
Sin embargo, en internet existe un archivo en el que sí parece que Broadwell maneja información confidencial. El 26 de octubre, durante un discurso en la Universidad de Denver, Paula Broadwell habló sobre el «Bengasigate». Para ella, durante el ataque al consulado de EE UU en Libia en el que murieron cuatro personas, sí que hubo «fallos en el sistema». «El anexo de la CIA pidió refuerzos a un grupo de la Delta Force, uno de nuestros militares más expertos. Podrían haber venido y reforzado el consulado y el anexo de la CIA. De hecho, el anexo de la CIA tenía a unos cuantos milicianos libios prisioneros y pensaron que el ataque al consulado era un intento de recuperar a estos prisioneros. Todavía está siendo examinado». Sin duda, la frase que más importancia ha cobrado ahora es la que expone en el minuto 35: «El reto para el general Petraeus es que en su nueva posición no tiene permiso para comunicarse con la Prensa, por lo que se enteró de todo, tenían correspondencia con el jefe de la sede de la CIA en Libia, durante las 24 horas en que comenzaron a saber lo que estaba ocurriendo», reconoció Broadwell.

El «triángulo de Bengasi»

No obstante, para John Ransom, periodista de «Town Hall», la caída de Petraeus es una más en el «triángulo de Bengasi». Primero fue el general Carter F. Ham, comandante de Africom al que prejubilaron tras lo ocurrido, después le tocó al contraalmirante Charles M. Gaouette, quien se encargaba de un portaaviones que se encontraba cerca de las costas libias y al que el inspector general de la Marina le ha abierto una investigación. «¿Se ha encubierto desde la Administración Obama?», acusa Ransom. Y es que la clave para él reside en que es la CIA la responsable de la seguridad de los consulados y las embajadas, ni el FBI ni la Marina. Mientras, el Congreso exigió ayer una investigación por haberse enterado «tan tarde» de lo ocurrido. Varios líderes republicanos, no descartan emitir una citación judicial para obligar a Petraeus a dar su testimonio y «llegar al fondo de la verdad» sobre lo sucedido en Bengasi.