Literatura

Asturias

«Aún existe mucha basura social»

El chileno presenta «La sombra de lo que fuimos», con tintes autobiográficos

Luis Sepúlveda, durante su estancia en Madrid
Luis Sepúlveda, durante su estancia en Madridlarazon

A caballo entre Chile y Asturias. Pero no con el alma dividida –que sería algo relativamente sencillo–, sino con dos almas. Así vive Luis Sepúlveda, que acaba de publicar «La sombra de lo que fuimos» (editorial Espasa), galardonada con el Premio Primavera: «Me hace feliz haberlo ganado, pero no deja de ser alegría de un día». Y es que, aunque hable sentado en un cómodo sofá del lujoso hotel Palace, no deja de ser el mismo hombre humilde, «con los pies en la tierra. Descalzos, es más».En su última obra, el autor refleja el desengaño de tres chilenos sexagenarios, condenados al exilio por la dictadura, que se reúnen en Santiago 35 años después convocados por un legendario luchador anarquista –«la Sombra», una suerte de Robin Hood inspirado en figuras reales como la de Buenaventura Durruti– para asestar un postrero golpe a la oligarquía de Pincohet. Tiene mucho de biográfica: Sepúlveda pasó casi tres años de su vida encarcelado tras el golpe de Estado del militar en 1973, e incluso algunas anécdotas han sido extraídas de su experiencia personal y de conocidos. Al fin y al cabo, «éste es un guiño a mis compañeros de generación, a quienes dedico la novela, para decirles que aquí estamos y así somos».A este viajero incansable, lector voraz y polifacético trabajador –es, además de novelista, cuentista, director de cine y cronista (y cocinero, remarca él)–, se le enternece el gesto al pensar en sus compatriotas. «Los protagonistas de esta obra son tipos alegres que han tenido experiencias tristes en sus vidas, y que reúnen lo mejor de los chilenos: son capaces de reírse de sí mismos, muy tercos y libres de ese mal terrible que es la egolatría», comenta.Su primera novela la publicó con 20 años, gracias a un profesor que la envió secretamente al premio Casa de América, que ganó. «Era justo el empujón que me faltaba», apunta. Y desde luego aprovechó el tirón: sus exitosas obras están traducidas a 60 idiomas.¿Ya pasó el tiempo de la lucha o aún podemos actuar? «Podemos. Hay mucho que cambiar, mucho que está mal. Las reglas del juego son distintas, pero sigue existiendo la misma basura social, como el hambre. Todo es posible».

El lector, ese amigo que le aguardaSepúlveda afirma ser uno de esos pocos escritores «con el privilegio de mantener una relación de amistad con su lector». Así, se plantea cada nueva obra como un reencuentro a través de las páginas entintadas con colegas de antaño que le están esperando. Tal vez su éxito resida en su estilo, sencillo y conciso, porque no le gusta prodigarse más de lo estrictamente necesario: «Cuando acabé mi última obra tenía cien páginas más que acabé desechando. No me gusta que mis libros tengan una sola palabra de más». Se suma el idioma: escribir en español es «la gozada, por su tesoro de palabras», afirma.