Francia

Ceremonia de la confusión

La Razón
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Los transgénicos generan inquietud a una parte de la opinión pública. A ello ha contribuido, sin lugar a dudas, la política informativa opaca que han practicado durante décadas las empresas que los han puesto a punto. Afortunadamente, durante los últimos años las cosas han cambiado y domina la política de puertas más abiertas, con la que intentan demostrar las ventajas que tienen estos productos. En el polo opuesto se encuentran las organizaciones ecologistas, para quienes, no es que sean malos, sino que son peores. Y, en medio, los gobiernos de los Estados miembros de la UE provocan su propia ceremonia de la confusión. Es lo que pasó días atrás en Alemania, cuando la ministra de Agricultura anunció la prohibición de cultivar en su territorio el maíz modificado genéticamente de la empresa Monsanto llamado MON 810, generando más polémica. Lo menos que se puede pedir a los Gobiernos de los miembros de la UE es que se aclaren. Resulta que el citado MON 810 está autorizado a nivel comunitario. Sin embargo, algunos Estados, como Francia, Hungría, Austria y ahora Alemania, entre otros, deciden prohibir el cultivo en su territorio, argumentando que provoca daños a algunas mariposas y a cultivos no transgénicos. ¿Acaso no sabían eso cuando se autorizó su cultivo? Otra prueba más de la ceremonia de la confusión. Resulta que la UE autoriza la importación de variedades de soja y maíz transgénicos procedentes de EE UU, Brasil y Argentina, que luego se incorporan a la cadena alimentaria, tanto humana como animal. Sin embargo, esas mismas variedades no se pueden cultivar en el territorio comunitario. Si son malos para la salud de las personas y para la cabaña ganadera, se supone que debería prohibirse también su entrada en el mercado comunitario y su consumo. Y, si plantean problemas de contaminación a otros cultivos convencionales, habrá riesgo cuando llegan a los puertos y se trasladan a las fábricas de piensos. En resumidas cuentas, ya es hora de que la Comisión y el Consejo de Ministros de la UE se aclaren, utilizando para ello bases científicas.