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Detenido un joven neozelandés sospechoso de dirigir una red internacional de ciberdelitos

Un adolescente neozelandés fue detenido por dirigir una presunta red de crimen cibernético internacional que se ha infiltrado en 1,3 millones de ordenadores y robado millones de dólares de las cuentas bancarias de sus víctimas.
El joven, de sólo 18 años, está siendo ahora interrogado por la Policía, informó la radio estatal de Nueva Zelanda. Tras recibir información del FBI estadounidense, los agentes llevaron a cabo una redada en casa del joven neozelandés, de 18 años, le arrestaron y se incautaron de varios ordenadores, según el inspector Peter Devoy, indicó el diario local «New Zealand Herald».
El ‘hacker', que todavía no ha sido acusado formalmente y está cooperando con la Policía neozelandesa y el FBI para explicarles como funciona la red, se identifica como «AKILL», y podría ser acusado de utilizar un acceso no autorizado y poseer herramientas de ataque cibernético. Puede ser condenado por estos delitos a una pena máxima de diez años de cárcel.
Su arresto fue la culminación de una operación internacional iniciada en junio pasado por el FBI para descubrir a los criminales cibernéticos que utilizan «botnets» para el envío de un elevado volumen de mensajes contra recipientes específicos para bloquear sus sistemas operativos. Los investigadores norteamericanos habían identificado a más de un millón de direcciones IP (Internet Protocol, identidad en la red) de usuarios que son víctimas de estos delitos.
El prefijo «bot» proviene de inglés «robot» y se refiere a un programa de computadora que opera por su cuenta, por lo que «botherders» son «pastores robóticos» o y «botnets» son redes de «bots», mientras un «botnet» es un grupo de terminales infiltrados y bajo el control remoto de un «botherder» criminal.
Los dueños de los ordenadores, sin darse cuenta, han permitido el acceso no autorizado y el uso de sus terminales como vehículo para cometer otros delitos, como suplantación de identidad, envío de ‘spam' o correo electrónico basura, ataques a páginas web, fraudes y y programas de espionaje.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos considera que los «botnets» son, debido a su gran capacidad de distribución, una amenaza creciente para la seguridad nacional, la infraestructura informática y la economía de EEUU, aunque se pueden sortear con la instalación de un buen «firewall» o barrera antivirus.