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«El amor o la sangre» por el Dr Bartolomé Beltrán

«El amor o la sangre» por el Dr Bartolomé Beltrán
«El amor o la sangre» por el Dr Bartolomé Beltránlarazon

Cuando se habla del amor. Cuando se piensa sólo en el otro, cuando las relaciones son de pareja, es imprescindible la autoestima. No puedes ofrecer lo positivo del ser humano que llevas dentro si no te quieres. ¿Podrías amar a alguien que se odiara a si mismo, qué sólo buscara agradarte las veinticuatro horas, que no tuviera más aspiración que sangrar por tu herida? Qué lata sería eso. Alguien ha dicho que «el individualismo libre es aquel que sabe preservar su individualidad de todo lo que amenaza con borrarlo». De las campañas, la que más me ha gustado es aquella que invitaba al trasplante con el eslogan «piensa en ti». Nos acostumbrados al concepto de que tenemos que mirar a los ojos a alguien cuando le damos algo. Porque la clave está en que el egoísmo se une al regalo. Me explicaré, el que disfruta más de regalar algo es el que lo hace, porque obtiene en la compensación del otro, la gratitud y acaba en un acto de complacencia infinita con uno mismo. Por eso la donación de sangre, queridos amigos, el acto más infinito de solidaridad del que ni vemos la cara de los beneficiados, se convierte en el acto humano en el que es imprescindible el acuerdo ético con uno mismo en la soledad del placer de compartir el elemento vital sin el aplauso colectivo. Los expertos acortan las intervenciones quirúrgicas y utilizan técnicas en las que cada vez ahorran más sangre. Los mecanismos para conseguir que con una donación se salven tres vidas son múltiples. Si piensas donar cuando hay una emergencia, siempre llegarás tarde. Cada día casi ochenta personas en España salvan su vida gracias a una transfusión. El amor ni se compra ni se vende. La sangre tampoco. Seguro.